Música. Emiliana Torrini, una voz del norte

Música. Emiliana Torrini, una voz del norte
Música. Emiliana Torrini, una voz del norte
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Resumir el escena islandesa Para Björk o Sigur Rós, es un poco como reducir el rock francés a Trust, Telephone y Noir Désir: es un poco simplista y no vale más que un 2 o 3 en la escala de curiosidad.

De hecho, la tierra del fuego y el hielo ha visto florecer otros talentos. Ásgeir Trausti es uno de ellos pero está sobre todo, como su nombre apenas indica, Emiliana Torrini (nótese el acento agudo en la i, nota del editor). Un hada de origen italiano cuya carrera comenzó en 1994 cuando sólo tenía 17 años. De padre napolitano y madre islandesa, el músico se vio inmerso en una cultura plural que forjó una carrera que se hizo internacional en 1999 y el álbum El amor en los tiempos de la cienciacoproducción de Roland Orzabal de Tears for Fears.

Paralelamente a su discografía, a Emiliana se le encomendó, en 2002, la interpretación de La canción de Gollumextraído de la banda sonora de El señor de los anillos: las dos torres. El compositor Howard Shore buscaba un cantante con acento del norte de Europa, creyendo que sería perfecto para evocar un personaje como el oscuro Hobbit. La elección es acertada. Además de equilibrar perfectamente toda la dramaturgia inherente al tema, Torrini tiene un timbre y un registro que ilustran perfectamente la intensidad de la pieza. Una cualidad que, en ningún momento, le faltará en sus siguientes discos: La mujer del pescador (2005), Yo y Armini (2008) y Tocó (2013).

Cartas a Geraldine

Señorita flor Es el octavo esfuerzo de Emilíana Torrini. Un disco que se inspira en el dolor y el comodidad. La cantante estaba ayudando a una amiga, Zoe, a ordenar las pertenencias de su madre recientemente fallecida y ambas encontraron un cofre que contenía fotografías, recortes de prensa y, especialmente, correo. “Empezamos a leer algunas de estas cartas”, explica Torrini. Se trata de hombres “no sólo novios”. Y todos parecen “obsesionado con ella, totalmente enamorado de ella”.

Emilíana y Zoe descubren o redescubren la vida de Geraldine Flower, una mujer independiente que, en los años 60 y 70, supo romper con una forma de patriarcado y se negó a casarse a pesar de nada menos que nueve solicitudes.

Esta mujer libre inspiró a Emiliana Torrini. Por supuesto que la conocía. Pero conocía a la madre, no a la joven adelantada a su tiempo que había sido y con la que posa virtualmente en la portada del disco.

Todas estas cartas permitieron al artista esbozar un marco narrativo: se habla mucho de un tal Reggie, un agente especial estadounidense. Pozo de agua plantearía la posibilidad de que este último perteneciera a la CIA, mientras que señora k sería el nombre del barco en el que la pareja tendría previsto pasar unas vacaciones. Este famoso Reggie es también el tema del poema que se encuentra en el baúl. Unos versos garabateados por Geraldine en 1970 que Emiliana amplió para hacer un Poema de amor refinado.

Suena como Leonard Cohen

Musicalmente, el artista vuelve a jugar con los estilos, aunque ello signifique desestabilizar. Comenzamos así en el ambiente trip-hop de minimalista Agua Negra, contrastando totalmente con una canción principal más tropical. Guiado por la voz del antiguo residente de la Ópera de Reykjavik, el algodonoso señora k contrasta, por su parte, con la estallido de Carril del león negro.

A lo largo de las pistas, somos tocados por el sobriedad desde Soñadores y El hilo doradodejándose llevar por la coda del piano Un sueño a través de las tablas del suelo.

Durante la masterización del álbum, Torrini habría dado instrucciones específicas a su ingeniero de sonido, Heba Kadry (Sufjan Stevens, Björk, Cass McCombs…): que el disco suena como Soy tu hombre Por Leonard Cohen. Es decir, la intimidad de las voces debía ocupar el espacio sin dar nunca la impresión de primar sobre la música. Misión cumplida, acabamos cautivados por la narración y arrullados por los múltiples colores musicales de un disco fascinante.

Si dejamos de lado dos colaboraciones con The Colorist Orchestra en 2016 y 2023, tuvimos que esperar once años para que Emilíana Torrini añadiera una piedra a su edificio. La espera valió la pena. señorita flor Es uno de aquellos cuyos templos se construyen.

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