LA OPINIÓN DEL “MUNDO” – PODEMOS EVITAR
Ocho años después del éxito de la primera parte, Vaiana, la leyenda del fin del mundo (2016), Vaiana 2 Inicialmente iba a tomar la forma de una serie destinada a la plataforma Disney+, antes de ser reelaborada en un largometraje para su estreno en cines. Tres años más tarde, la heroína maorí se convirtió en jefa de su isla, además de en una exploradora respetada por todos. Interrogada por sus antepasados, emprende un viaje a través de los mares hasta las fronteras de las islas del Pacífico.
Lea la historia (en 2016): Los secretos de fabricación de “Moana”, la nueva Disney
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Su misión: restaurar la unidad perdida entre todos estos archipiélagos oceánicos, separados unos de otros desde que un dios hambriento de poder los dividió para reinar mejor. La aventurera se embarca con sus acólitos (su hermana pequeña, un semidiós, un simpático cerdo y una divertida gallina), rumbo a la isla perdida de Motoufetou, hacia la que convergían todas las rutas marítimas antes de que ella fuera tragada por una tormenta.
Nada nuevo bajo el cielo azul celeste de Vaianaque continúa en su vena inofensiva y políticamente saludable, como si el estudio nunca dejara de hacernos olvidar décadas de princesas dormidas. Moana o la heroína guerrera, que no tiene tiempo para un príncipe azul. Ella no es blanca sino polinesia, y la película vuelve a recurrir a una extensa documentación sobre el pueblo maorí: sus creencias, sus costumbres, su naturaleza. ¿Arrepentimiento sincero y homenaje a un pueblo nunca representado en la ficción mayoritaria? ¿O una forma de decir que Disney es capaz de canibalizar la más mínima cultura que intenta escapar de ella? Dejaremos que el espectador decida.
Una guardería audiovisual
Queda la caricatura misma, de una uniformidad perfectamente algorítmica, que elabora siempre la misma receta: historia de emancipación dirigida a las niñas (esa entidad abstracta que justifica todo el sentimentalismo), personajes secundarios que venden sus gags simpáticos, peligros en serie y superados rápidamente (aún se siente la matriz serial), momentos musicales de una insipidez pocas veces lograda.
La animación 3D nos sumerge de cabeza en una bolsa de caramelos: brillo picante de colores, trabajo hiperrealista de texturas (lo suave, lo pegajoso, lo peludo, lo blando). Aquí todo es redondo, tranquilizador por su total ausencia de riesgos. Entonces, Vaiana 2 se puede ver tanto en una pantalla grande como en un teléfono inteligente: se trata de captar la atención de los niños, mantenerlos ocupados sin llegar a ellos, en definitiva, una guardería audiovisual.
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