En Estrasburgo, los refinamientos de Cyrille Dubois

-

Mas detalles

Estrasburgo. Ópera Nacional del Rin. 12-VI-2024. Gabriel Fauré (1845-1924): Les Berceaux, Les Matelots, Barcarola, Sérénade Tuscane, Clair de Lune, Shylock; Louis Beydts (1895-1953): Seis baladas francesas; Benjamin Britten (1913-1976): cinco extractos de canciones populares francesas; Francis Poulenc (1899-1963): Les Banalités, dos extractos de Chansons Paillardes. Cyrille Dubois, tenor; Tristán Raës, piano

Instagram

En una velada enteramente dedicada a la melodía francesa, si no francófona, y casi en su totalidad del siglo XXmi siglo, el tándem Cyrille Dubois y Tristan Raës nos traslada a costas conocidas o desconocidas, pero siempre maravillosas.

Todo en el tenor rezuma amabilidad, desde sus entrevistas hasta su forma de hablar al público, y su alegría de compartir un repertorio que no es necesariamente el más fácil de acceder es palpable durante toda la velada. En cuanto a su talento como cantante, se encuentra en su apogeo. El tenor ligero, o mostrador alto, como él mismo se define a veces, nos lleva a una tesitura extendida, perfectamente homogénea y suave, y su proyección se adapta impecablemente a sus intenciones, desde el murmullo interior hasta el grito de la gran lámpara de araña de la sala. Sus matices están perfectamente dominados, su respiración es larga y, sobre todo, su dicción superlativa. ¡Ja, esta dicción! Entendemos absolutamente todo, cada sílaba, cada frase y cada implicación. Su inteligencia de los textos se superpone idealmente a su inteligencia musical, y cada interpretación brilla intensamente. Puede que no estemos de acuerdo con ciertas elecciones interpretativas, pero estamos obligados a reconocer que siempre pueden justificarse y que se hacen con el mejor gusto posible. Cyrille Dubois ya ha sido acusado de ser precioso (¡no, en ResMusica no…!), pero eso es un error. El refinamiento no es preciosidad. Para él, el arte nunca va más allá de lo material, y el segundo grado sólo sirve al primero. Refinamiento: sí, y mucho, pero preciosidad: nunca.

La velada comienza con una serie de Fauré, la primera de las cuales las trágicas Cunas. Desde el primer momento se establece una fidelidad absoluta a la partitura y a la poesía. La banalidad del paisaje transmite la intensidad del drama humano que se desarrolla allí, y la emoción se apodera desde el principio. Y luego… con una gran sonrisa, Cyrille Dubois toma la palabra y presenta su programa. Melodías populares o sobre temas populares, y siempre en francés. EL Marineros, Barcarola, Serenata toscana Y Claro de luna permiten disfrutar de su duración, de sus elecciones de color, mientras el piano de Tristan Raës sabe ser bailable, fluido y envuelto en claroscuros ambiguos. El descubrimiento, para aquellos que aún no se han apresurado a ver su excelente CD dedicado a él, es Louis Beydts. Su Seis baladas francesas son deliciosos. Sonrientes, falsamente ingenuos y un poco traviesos (muy poco), son muy “chic”, perfectamente bebibles, y nuestros dos artistas tienen razón al defenderlos.

Seis extractos más del Canciones francesas de Britten, más franceses que franceses porque están muy anclados en un repertorio popular: El rey va a cazar., Navidad pasadaetc.. ; El rey va a cazar. permite a nuestros intérpretes poner en la narración una sutil teatralidad muy lograda, pero se nos permitirá encontrar excesiva la forma en que Cuando estaba en casa de mi padre termina, en bufonería desgarbada fue Brueghel. Pero es cierto, el texto lo permite… Volver a la interioridad de los efectos con Poulenc, uno de los cuales Canción de Orkenise absolutamente admirable en su sobriedad. Hotel vuela en columnas de humo, y el Viaje a París hace sonreír a toda la habitación. El concierto termina con Hermosa Juventud y los Versos Báquicos, cantada con un desborde de energía y una fingida lascivia que hizo toser a algunas señoras. Esta es una oportunidad para recordarles lo que Cyrille Dubois y Tristan Raës hacen con elegancia por compositores olvidados o poco conocidos, como las hermanas Boulanger, Marie Jaëll, Augusta Holmès…

Artistas tan generosos no pueden abandonar a un público entusiasta sin recompensarlos con algunos bises. Vuelta a Fauré, de quien grabaron un integral muy destacable (Clef ResMusica): Canción de amor, El secreto, después de un sueño delicado y cantado al borde del aliento, y finalmente Adióscon un largo decreciendo poco a poco se vuelve impalpable. De verdad, con tal arte de cantar, ¿cómo no amar a Cyrille Dubois?

Crédito fotográfico © Jean-Baptiste Millot

Lea también:

Melodías de Fauré de Cyrille Dubois en la Abadía de Lessay

(Visita 1 veces, 1 visitas hoy)

Mas detalles

Instagram

Estrasburgo. Ópera Nacional del Rin. 12-VI-2024. Gabriel Fauré (1845-1924): Les Berceaux, Les Matelots, Barcarola, Sérénade Tuscane, Clair de Lune, Shylock; Louis Beydts (1895-1953): Seis baladas francesas; Benjamin Britten (1913-1976): cinco extractos de canciones populares francesas; Francis Poulenc (1899-1963): Les Banalités, dos extractos de Chansons Paillardes. Cyrille Dubois, tenor; Tristán Raës, piano

Palabras clave de este artículo

-

PREV En apuros desde principios de año, los cines temen un Festival de Cine arruinado por las elecciones legislativas
NEXT Bruce Toussaint recluta a un famoso periodista para su programa matutino en TF1