Cuando la política también pasa por el estómago

Cuando la política también pasa por el estómago
Cuando la política también pasa por el estómago
-

Hay varias maneras de acercarse a la historia y a la política, por qué no a través de la cocina. Por el estómago, para ser más precisos, en este caso el de algunos dictadores: Saddam Hussein, Idi Amin Dada, Enver Hodja, Fidel Castro y Pol Pot. Durante cuatro años, el periodista polaco Witold Szablowski buscó a sus cocineros por todos los rincones del mundo para saber qué les gustaba comer y cómo. “En general, tuve dificultades para convencerlos de que hablaran conmigo”, explica al comienzo del libro. También publica fotos de ellos; el único que no quiso dar la cara fue el cocinero de Enver Hodja, aún hoy traumatizado por el terror que reinó durante muchos años en Albania. Entremos en detalle sobre algunos de los hábitos alimentarios de los dictadores presentados en este libro. Para el desayuno, Saddam Hussein solía desayunar huevos, pescado o sopa de lentejas. El cocinero de Amin Dada a veces le preparaba una cabra entera rellena y asada, a la que pegaba su perilla antes de servirla. Enver Hodja tenía diabetes y no podía ingerir más de mil doscientas calorías al día: “Pasó la mayor parte de su vida pasando hambre a causa de esta dieta, por eso siempre estaba molesto”, confiesa su cocinero. Fidel Castro comía muchos lácteos, poca carne y le encantaban las verduras. En cuanto a Pol Pot, a menudo le dolía el estómago, pero “era muy importante que no muriera de hambre (él que mató de hambre a los camboyanos, nota del editor.), nuestra vida dependía de ello, el éxito de la revolución dependía de ello”, recuerda su cocinera que estaba un poco enamorada de él. Más allá de las anécdotas culinarias, Cómo alimentar a un dictador También es un recordatorio histórico, eso no hace daño.

-

PREV Festival de Cine de Cabourg: descubra los ganadores de la 38ª edición
NEXT electro-swing para celebrar el verano