Los organizadores del Gran Salón de la Gastronomía de Poitiers contaron con más de 16.500 gourmets este fin de semana del 16 y 17 de noviembre. Se trata de 4.000 más que el año pasado, y más del doble en comparación con 2022. Como cada año, el evento tiene lugar en el recinto ferial, pero esta vez se ha ampliado la zona dedicada a los stands de los productores en el 2º pabellón.
In situ, los visitantes pudieron degustar vinos, cerveza (consumir con moderación), té o café, pero también jaleas de frutas, embutidos y bollería. Entre más de 150 puestos, el 70% son productores locales, para satisfacer todos los gustos.
Un año más, la actividad favorita de los visitantes parece ser la degustación. Por ejemplo, había gente en el stand. “Caldo de lolita”que sabe a excelentes jaleas de frutas. Sin embargo, los clientes parecían pensar antes de pagar. “Esta mañana estaba tranquilo, pero ya empieza”explica uno de los socios, “La gente vuelve a los buenos productos y prefiere privarse un poco, probablemente durante todo el año, pero cuando tienen espectáculos como este, todavía se dan el gusto”.
“Sentimos que son tiempos un poco difíciles, pero la gente sigue ahí”
En el stand de “La cochonnerie de Julie”, Guillaume, un poitevino que vino con su familia, no puede resistir la tentación. “Conocía el paté, pero el pudín no, no está mal”explica el padre de familia, “En mi tarjeta marco las gradas donde volveré. Nos estamos gastando el presupuesto”.. Si admite tener cuidado durante todo el año, esta vez, lástima. “La gastronomía es algo efímero, pero es un pequeño placer”, explica Guillaume. “Sigue siendo muy caro, pero después sigue siendo artesanía, si es local, mucho mejor, pero aun así no es barato”.
Julie, criadora de cerdos y directora de “La obscenidad de Julie” en Liniers, en Viena, se complace en poder ofrecer sus morcillas, patés y rillettes de cerdo. Observa una caída en el consumo entre los clientes, pero a pesar de todo, el deseo de darse un capricho sigue presente. “Estamos contentos de ver gente, nos saca un poco de nuestras fincas, conocemos mucha gente”, explica el criador, “Entonces sentimos que son tiempos un poco difíciles. La gente quizás esté pasando por un poco de dificultad, más que el año pasado, pero están haciendo el esfuerzo de apoyarnos, de todos modos están presentes”.. En cualquier caso, los visitantes salen encantados del stand. “Se han hecho bastantes contactos, gente a la que veremos más tarde, creo”. explica Julie Jamain, “Entonces estamos felices de que prueben nuestros productos y de recibir buenos comentarios”.
“Ya estamos en 200 euros, ese es el problema” explica Franck, un visitante con los brazos llenos de productos, “Me quedo con lo imprescindible: vino local, Ampelidae, no está mal. Queso de Saboya, embutidos del suroeste, repostería oriental. De todos modos hay que comer bien”. Un déficit económico, está bien, pero hay que tener cuidado sólo con los buenos productos, asegura.
Finalmente, durante todo el fin de semana, cocineros y pasteleros demostraron su talento cocinando en los diferentes escenarios ante un público que no perdió el ritmo. Entre las estrellas del espectáculo, un gran nombre de la pastelería mundial, el poitevin Olivier Bajard, pastelero, chocolatero, heladero y pastelero, campeón mundial de postres y mejor trabajador de Francia.