Arruinada, lucha por satisfacer las necesidades de su madre enferma. Mientras ella se ahoga en deudas, un atractivo multimillonario se enamora perdidamente de ella. “Arrebaté a un multimillonario para que fuera mi marido”traducido rápidamente por inteligencia artificial a “Estafé a un multimillonario para que fuera mi marido” , es una de las series más vistas de la aplicación ReelShort. Estas miniseries, fragmentadas en episodios de un minuto, están producidas para ser consumidas en smartphones, en formato vertical.
Fabricadas en una cadena de montaje en China y Estados Unidos, acaban de llegar a Francia a principios de 2024 y ocupan el top 80 de las aplicaciones más descargadas del país. Inicialmente se puede acceder a los primeros episodios de forma gratuita, luego la plataforma ofrece a los usuarios una fórmula con anuncios. También tienen la posibilidad de comprar tokens, por unos euros, para poder desbloquear los siguientes episodios.
El gigante del sector, la aplicación ReelShort, ha hecho de estas producciones, muy económicas (unos 100.000 euros por una serie entera de hora y media) y por tanto muy rentables, el motor de su crecimiento. Su jefe, Joey Jia, un chino ya establecido en el sector del entretenimiento, observó el auge de los minidramas en su país antes de exportar el concepto a Estados Unidos. En China, durante la pandemia, “Muchos productores y actores han perdido sus empleos, los minidramas han permitido a cientos de personas evitar quedarse sin trabajo”, dice Oscar Zhou, profesor de estudios de medios chinos en la Universidad de Kent, Reino Unido.
Un género muy popular.
Dirigidos principalmente a las clases populares que pasan gran parte de su tiempo en el transporte público, estos dramas ultracortos han adoptado los códigos de un género ya muy popular en el Reino Medio. “Los chinos ya estaban acostumbrados a las series dramáticas históricas que retrataban la vida cotidiana de los linajes burgueses”. analiza Óscar Zhou. Las citas televisivas han sido sustituidas por los teléfonos inteligentes y las esposas modernas en conflicto con sus suegras han destronado las historias de las familias imperiales.
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Este éxito deslumbrante, aparentemente inofensivo, irritó sin embargo al gobierno chino. Hace unos meses, el Partido Comunista implementó una política de regular los minidramas para evitar alterar demasiado la ideología de la armonía familiar confuciana. Para escapar de la censura, las aplicaciones de minidramas decidieron exportarse para ampliar su audiencia en Estados Unidos, un país donde abundan las telenovelas kitsch.
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