TORONTO – Por fin ha llegado el gran día para miles de Swifties, entre ellos varios quebequenses, que por fin podrán ver a su ídolo durante el primero de los seis conciertos de la gira. Eras en el Rogers Centre el jueves en Toronto.
Ariane Grenier, Arianne Lavertu, Kassandra Lamothe y Audrey Proulx, cuatro amigas de Trois-Rivières, Victoriaville y L’Islet, estaban cansadas, pero con fiebre, cuando hicieron las maletas en Queen City el miércoles.
El martes hicieron pulseras de la amistad hasta la medianoche, luego se levantaron muy temprano para tomar el tren Montreal-Toronto.
“Llevábamos un año planeando esto, pero por fin se ha hecho realidad”, confiesa Kassandra Lamothe.
Irónicamente, fue su amor por otra famosa artista pop, Halsey, y el espíritu de apoyo típico de los Swifties lo que les consiguió las entradas.
“Tenemos mucha suerte porque nunca pensamos que iríamos allí. No teníamos ningún código. Una chica que conocemos un poco de X, a quien le gusta Halsey, consiguió dos códigos y nos los compró. A 190 dólares por entrada, es razonable”, afirma Kassandra Lamothe.
A Toronto sin billete
Noelle Christine, músico de Montreal y fan de Taylor Swift, no tiene entrada, pero aun así hizo el viaje el miércoles con la esperanza de encontrar un lugar para el primer concierto.
Ella tiene confianza.
“Tenía shows reservados con mi banda en California para el verano de 2023, al mismo tiempo que ella estaba allí, con la esperanza de conseguir entradas para una noche. Yo tenía tres. Por otro lado, siempre estuve detrás del escenario y tengo muchas ganas de verle la cara”, dice la mujer que montó hace unos meses Long Live, un grupo homenaje a su artista favorito.
Noelle Christine llegó a Toronto el miércoles.
Foto CÉDRIC BÉLANGER
Sin embargo, Noelle Christine no está dispuesta a pagar precios disparatados. “No quiero reventa. Cobran $3.000 por $70 por asientos detrás del escenario, es obsceno. Sólo pago el precio original”.
Así que está constantemente monitoreando si alguna nueva entrada saldrá a la venta a través de Ticketmaster desde ahora hasta el concierto, y está atenta en caso de que otros Swifties tengan una entrada a la venta en el último minuto.
Miles de dolares
Otros aceptaron hacer sufrir mucho más sus tarjetas de crédito. Es el caso del promotor de espectáculos de Quebec, Karl-Emmanuel Picard. Después de un año de intentarlo todo para conseguir entradas, sobre todo de sus contactos en la industria musical, decidió el martes comprar entradas para el concierto del viernes para sus dos hijos y para él.
Por pudor, guardó silencio sobre el importe. Prefiere decir que le costó “unos miles de dólares”, pero cualquiera que haya consultado los sitios de reventa puede adivinar el importe de la factura.
“Vamos a ir y experimentarlo al 100%”, dijo. “Lo veo como investigación y desarrollo para mi carrera como promotora. Ver a una cantante tan imponente nos motiva a trabajar duro para dejar una huella como ella”.