Cerca uno del otro para aprender juntos

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Acercarse a los demás significa seguir persiguiendo lo que ya está presente, seguir buscando lo que hemos encontrado, no poder estar a la altura del prójimo. Como acariciar. La caricia es la unidad de acercamiento y proximidad.

Emmanuel Levinas

En un contexto donde la colaboración ocupa un lugar central en las organizaciones, la facilitación y la inteligencia colectiva emergen como palancas para transformar las dinámicas humanas y optimizar los intercambios.

Los enfoques tradicionales de la cooperación y lo colectivo, sin embargo, tienden a centrarse en dimensiones objetivantes, donde el individuo, aunque es un actor en su comunidad, puede sentir una cierta brecha entre su compromiso y la esencia del colectivo al que contribuye.

Aquí es donde la noción de cuerpo subjetivo colectivo de Michel Henry abre nuevas perspectivas, al permitirnos considerar lo colectivo ya no como una suma de individuos, sino como una experiencia común que se vive en y a través del cuerpo de cada persona (Henry. , 1990).

La experiencia de lo colectivo en el cuerpo

La facilitación a menudo se considera una función externa y neutral, cuyo objetivo es optimizar las interacciones mientras se mantiene la distancia. Sin embargo, este concepto puede verse enriquecido por la visión fenomenológica del cuerpo subjetivo colectivo. Michel Henry describe el colectivo no como una simple yuxtaposición de individuos, sino como una interconexión dinámica, donde cada miembro se involucra no sólo con su mente, sino también con su cuerpo, en una experiencia compartida cuerpo a cuerpo (Henry, 1987). .

Este cuerpo subjetivo colectivo se forma a través de la cooperación ante una prueba común, superando juntos las resistencias encontradas en el trabajo y la consecución colectiva de objetivos (Faure, 2020). Desde este punto de vista, la inteligencia colectiva reside no sólo en compartir ideas o conocimientos explícitos, sino también en el acuerdo tácito y la adaptación corporal a otros miembros.

Este conocimiento colectivo se basa tanto en percepciones somáticas como en la adquisición de habilidades y se manifiesta en gestos, posturas y afectos compartidos (Henry, 2000). Los intercambios de miradas, los ritmos respiratorios sincronizados o los movimientos armonizados no son simples efectos grupales, sino manifestaciones de un cuerpo colectivo vivido y construido en reciprocidad.

La facilitación como catalizador del cuerpo colectivo.

En el contexto de la facilitación, el facilitador se convierte entonces en un mediador que no simplemente estructura los intercambios verbales, sino que promueve un espacio de resonancia corporal. Al crear un ambiente de confianza, invita a los participantes a centrarse en su experiencia sensorial y emocional, a acoger sus propios sentimientos en conexión con los de los demás. La facilitación de la inteligencia colectiva se convierte en una “facilitación corporal” en el sentido de que moviliza recursos corporales para permitir que todos se sientan conectados, en y a través del cuerpo (Dejours, 2009).

Este anclaje corporal de la inteligencia colectiva se produce a través de prácticas de atención al cuerpo que permiten a los participantes sincronizarse. Ejercicios como la caminata consciente, ejercicios de respiración compartidos o incluso prácticas de movimiento colectivo ofrecen marcos concretos para conectar físicamente con otros miembros del grupo, forjar un sentimiento común y permitir la circulación de la energía colectiva (Faure, 2013).

El facilitador, a través de su atenta escucha de las necesidades corporales y emocionales del grupo, permite esta conexión íntima e inmediata, que va más allá de las palabras y que alimenta el sentimiento de pertenencia a un colectivo.

El cuerpo subjetivo colectivo: una inteligencia más allá del individuo

Este cuerpo subjetivo colectivo no se limita a una dinámica de interacciones, sino que se encarna en la memoria colectiva del grupo, memoria que se forma a través de pruebas y éxitos compartidos (Henry, 1990). Michel Henry enfatiza que la experiencia colectiva no es el resultado de una simple suma de experiencias individuales, sino que crea un conocimiento tácito, específico del grupo.

Este conocimiento, a menudo inarticulable, permite al colectivo adaptarse y evolucionar intuitivamente ante los desafíos que enfrenta. Es una forma de inteligencia corporal colectiva, donde los miembros del grupo actúan como un todo, sintiendo juntos las necesidades de los demás y respondiendo instintivamente a situaciones complejas (Collins, 2010).

La facilitación, en este contexto, juega un papel fundamental al permitir el surgimiento y maduración de este cuerpo colectivo. Al integrar prácticas de sincronización corporal y regulación emocional, equipa al colectivo para reconocer y fortalecer este conocimiento tácito, esencial en situaciones de intensa cooperación. La facilitación se convierte así en un vector para activar la inteligencia corporal colectiva, permitiendo al grupo aprovechar esta memoria colectiva y actuar en armonía.

Implicaciones para la práctica organizacional

Para las organizaciones, fomentar este enfoque de inteligencia y facilitación colectiva del cuerpo representa una oportunidad para transformar la cooperación. Al reconocer el cuerpo subjetivo colectivo como vector de eficiencia y bienestar, las empresas pueden satisfacer mejor los requisitos de cohesión, resiliencia y creatividad (Dejours, 2013).

La formación en facilitación corporal, talleres de práctica somática o incluso espacios dedicados a ejercicios colectivos centrados en las sensaciones corporales pueden ayudar a crear colectivos más comprometidos, arraigados y adaptables. Al darle al cuerpo un lugar en la inteligencia colectiva, la organización no sólo gana productividad, sino que crea condiciones propicias para el bienestar duradero de sus miembros y un profundo sentimiento de pertenencia colectiva.

Imagen : Gerd Altmann – Pixabay

Fuentes

Collins, HM (2010). Conocimiento tácito y explícito. Prensa de la Universidad de Chicago.

Dejours, C. (2009). Trabajo vivo, vol. 2: Trabajo y emancipación. Payot.
https://www.decitre.fr/livres/travail-vivant-9782228908405.html

Dejours, C. (2013). Efectos de la desorganización colectiva sobre el vínculo con la tarea y la organización. Revista de psicoterapia de grupo psicoanalítico, 61 (2), 11-13.

Faure, D. (2013). Conocimiento clínico: una relectura basada en Michel Henry. En V. De Gaulejac, F. Giust-Desprairies y A. Massa (Eds.), Investigación clínica en ciencias sociales (págs. 85-98). Eres.

Faure, D. (2020). Cómo llega el colectivo al cuerpo: Cuerpo subjetivo colectivo y cooperación. Trabajo, 43, 115-136.

Enrique, M. (1987). Barbarie. Grasset. https://www.decitre.fr/livres/la-barbarie-9782130631088.html

Enrique, M. (1990). Fenomenología material. Prensas Universitarias de Francia.
https://www.decitre.fr/livres/phenomenologie-materielle-9782130431404.html

Enrique, M. (2000). Encarnación: una filosofía de la carne. Límite.
https://www.decitre.fr/livres/incarnation-9782020418119.html


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