En Estados Unidos, un estadounidense canceló su boda y llevó a su ex prometida a los tribunales para recuperar el anillo de compromiso valorado en más de 60.000 euros. Contra todo pronóstico, ganó su caso.
Hay dichos que claramente no pueden cruzar el Atlántico: en Francia dicen “dar es dar, quitar es robar”. Pero los tribunales de Massachusetts, en Estados Unidos, no están de acuerdo, pero para nada.
En el noreste de Estados Unidos, cerca de Boston, Caroline y Bruce se enamoraron en 2016. Él le propuso matrimonio un año después, y Bruce fue generoso: el anillo de compromiso llegó directamente de la tienda Tiffany y costó 65.000 euros.
Lamentablemente, la historia de amor se trunca: “Ella me trata como a un niño”, dice, “no me acompañó durante mis tratamientos contra el cáncer”. Bruce se enoja, más aún cuando se topa con un mensaje de texto de su futura esposa a un amigo: “Bruce estará en Connecticut por tres días, necesito divertirme un poco”.
“El regalo de compromiso debe ser devuelto a quien lo dona”
Para el futuro marido, es obvio, es adulterio, cancela el matrimonio y pide que le devuelvan el anillo de compromiso que costó varias decenas de miles de euros. Siguieron seis años de procedimiento con una primera decisión. No hay evidencia de que Caroline haya engañado a Bruce, por lo que se queda con el anillo. Tras varios recursos sucesivos, es el Tribunal Supremo el que debe pronunciarse.
Y el viernes pasado, para sorpresa de todos, los tribunales ordenaron a Caroline que le devolviera el anillo. “Cuando el matrimonio planeado no se concreta, el regalo de compromiso debe ser devuelto a quien lo regaló, independientemente de quién tenga la culpa”: esta es la explicación y conclusión de una relación que duró siete años, seis de los cuales fueron en una sala de audiencias .