Mélissa Bédard se dirigía a Charlevoix cuando sonó el teléfono: “Hola Mélissa, soy Jean-Pierre”.
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“¿Jean-Pierrrrrrrre?”, respondió incrédula la cantante, negándose a creer que la voz del propio pequeño rey resonara en su coche.
Sin embargo, una o dos semanas antes, acababa de cantarle durante un espectáculo en Saint-Norbert.
“Sí, soy el verdadero”, le aseguró. Te escuché la otra vez en la iglesia, estoy cambiando todo mi equipo, lo estoy rejuveneciendo y me gustaría que fueras mi corista.
“Te estaba engañando, ¿crees?”, dice Mélissa Bédard, recordando con El periódico este episodio que cambió el curso de su carrera.
“Le encantaba malcriar a su pueblo”
Durante tres años, de 2015 a 2018, Mélissa Bédard se asoció con quien fue uno de nuestros más grandes cantautores.
Ella guarda recuerdos inolvidables.
“Inmediatamente, notamos que la voz de Julie Anne [Saumur] y los míos estaban en armonía. Es como si hubiéramos estado haciendo el espectáculo durante veinte años desde el primer ensayo”.
Foto proporcionada por Mélissa Bédard
Jean-Pierre Ferland rodeado de su esposa Julie Anne Saumur y Mélissa Bédard, durante un concierto.
Mélissa Bédard habla de un artista que supo resaltar a las personas que lo rodeaban en el escenario y de un extraordinario compañero de gira.
“Después de los conciertos, todos se reunieron en sus habitaciones. Nos hacía mesas de comida, como en la época del espectáculo. Le encantaba malcriar a su pueblo. Vi a Jean-Pierre Ferland en bata, que me contaba sus historias de sus viajes por Francia, los momentos y personas importantes de su vida. Era un narrador y un encantador”.