El gobierno estadounidense ataca a Live Nation por prácticas anticompetitivas

El gobierno estadounidense ataca a Live Nation por prácticas anticompetitivas
El gobierno estadounidense ataca a Live Nation por prácticas anticompetitivas
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El Departamento de Justicia estadounidense demandó el jueves al gigante del entretenimiento en vivo Live Nation Entertainment, al que acusa de prácticas anticompetitivas en la organización de conciertos y en la venta de entradas a través de su filial Ticketmaster.

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Los métodos de Live Nation “le permiten ejercer un control monopolístico sobre la industria del entretenimiento en vivo en Estados Unidos”, afirmó el ministro de Justicia, Merrick Garland, citado en un comunicado de prensa publicado el jueves.

“El resultado es que los fans pagan tarifas más altas, los artistas tienen menos oportunidades de actuar, los promotores más pequeños quedan excluidos y los lugares tienen menos opciones para la venta de entradas”, continuó.

Live Nation Entertainment es la entidad creada a partir de la fusión entre la promotora de conciertos Live Nation y Ticketmaster en 2010.

“Ha llegado el momento de dividir Live Nation y Ticketmaster”, argumentó Merrick Garland.

El grupo, mayor actor del mundo del entretenimiento en vivo, alcanzó en 2023 una facturación de 22,7 mil millones de dólares.

Dice que organizó más de 50.000 eventos el año pasado, que atrajeron a más de 145 millones de espectadores.

Live Nation posee, administra, es accionista o tiene contratos exclusivos con 373 lugares en todo el mundo, según su informe anual.

Para la viceministra Lisa Monaco, esta empresa pretende, ilegalmente, “cimentar su dominio en el mercado de los conciertos y comportarse como guardiana de toda una industria”.

El Gobierno acusa al grupo, en particular, de haber amenazado a competidores en la promoción de conciertos, pero también a lugares que colaboraban con rivales de Live Nation, según la citación presentada ante el tribunal federal de Manhattan.

También se denuncian como anticompetitivos los numerosos contratos de exclusividad que Live Nation ha negociado con salas y estadios, que les exigen utilizar Ticketmaster para la venta de entradas.

El Departamento de Justicia también menciona la obligación de que los artistas utilicen servicios de promoción y venta de entradas cuando actúen en un recinto controlado por Live Nation.

“Demasiada concentración”

La compañía argumentó que no había fundamento para la demanda, que según dijo era el resultado de “una intensa presión política y una campaña de lobby por parte de rivales y revendedores de entradas”.

“El mundo es mejor gracias a esta fusión (entre Live Nation y Ticketmaster), no peor”, insistió el grupo en un comunicado de prensa.

La posición dominante de Ticketmaster en el mercado de venta de entradas ha sido denunciada varias veces por artistas y políticos.

El ejemplo más notable es el del grupo grunge Pearl Jam, que intentó eludir al operador durante su gira de 1993, antes de desistir finalmente.

Más recientemente, Ticketmaster fue criticada por su gestión de la venta de entradas para la gira de la cantante estadounidense Taylor Swift en noviembre de 2022.

Abrumado por las solicitudes, el operador vio que su sitio funcionaba mal, sin poder filtrar los “bots”, este software que permite comprar billetes en grandes cantidades para luego revenderlos.

El asunto dio lugar a críticas públicas contra Taylor Swift, pero sobre todo a una audiencia ante el Comité Judicial del Senado estadounidense, durante la cual uno de los líderes del grupo fue duramente reprendido.

“Para tener un sistema capitalista sólido, se necesita competencia”, dijo en esta ocasión la senadora demócrata Amy Klobuchar. “No se puede tener demasiada concentración”.

“Decir que Live Nation y Ticketmaster tienen poder monopólico es absurdo”, insistió el grupo el jueves, afirmando que las comisiones y honorarios cobrados por Ticketmaster “no eran más altos que en otros lugares y frecuentemente más bajos”.

El gobierno de Biden se muestra mucho más ofensivo que sus predecesores en el ámbito de la competencia.

El Departamento de Justicia ya ha atacado a Google y Apple, pero también ha logrado frustrar varias fusiones, en particular entre las compañías aéreas Spirit y JetBlue o entre las editoriales Penguin Random House y Simon & Schuster.

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