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¿La industria musical estadounidense finalmente alcanzada por el movimiento #MeToo? : Noticias

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¿Está preparada la industria musical estadounidense para abordar frontalmente el tema de la violencia sexual? Siete años después de la ola #MeToo que sacudió la industria del cine, el arresto de la figura del hip-hop Sean Combs reabre la cuestión.

Después de la avalancha de acusaciones contra Combs, conocido entre otros como Diddy, activistas y observadores de la industria musical esperan que haya llegado el momento de un examen de conciencia más amplio.

El poderoso rapero y productor estadounidense está acusado de utilizar su imperio musical para violar o agredir sexualmente a más de un centenar de personas, utilizando alcohol y drogas para forzar su sumisión.

Otra denuncia reciente se dirige a otra figura de la industria, el rey del country Garth Brooks, acusado de violación por un ex peluquero y maquillador, acusaciones que él niega.

Hace cinco años, las fuertes revelaciones sobre la estrella del R&B R. Kelly, acusada de numerosos delitos sexuales, en particular contra adolescentes, llevaron a varios medios de comunicación a cuestionar un cambio en la industria.

La cantante, ahora estrella caída, fue condenada a 30 años de prisión por delitos sexuales, pornografía infantil y malversación de menores.

Sin embargo, desde entonces se han observado pocos cambios en esta industria que durante mucho tiempo ha rimado con sexo, drogas y rock’n roll.

La cantante Marilyn Manson, el magnate del rap Russell Simmons, DJ Diplo y el productor Dr. Luke también han sido acusados ​​de violencia sexual, como muchos otros hombres poderosos de la industria. Sin realmente ninguna repercusión.

– “Pase correcto” –

“Existe un privilegio que damos a las estrellas de rock”, analiza Caroline Heldman, profesora del Occidental College de la Universidad de California y cofundadora de Sound Off Coalition, que lucha contra la violencia sexual en la industria musical.

Muchas víctimas “han interiorizado” este “cliché de la estrella del rock” y consideran “que deberían haber esperado un mal comportamiento (de ellos), porque era una estrella del rock”, explica.

Para Kate Grover, profesora de la Universidad Washington y Lee, estas estrellas también están coronadas por una imagen de “genio”, particularmente pronunciada en el mundo musical.

“Cuando llamamos genio a alguien, de alguna manera se crea una noción de rareza”, se considera que el individuo es demasiado talentoso para fracasar, continúa este profesor que estudia la influencia del género en la industria musical.

Sin embargo, en este entorno, las mujeres “son consideradas mucho más desechables que los hombres”, señala.

Asimismo, el color de la piel y el estatus de la víctima –famosa o no– juega un papel en la resonancia que obtienen estos casos de violencia sexual, señalan los expertos.

En el caso del asunto R. Kelly, las víctimas eran adolescentes y mujeres negras “que no tenían el mismo poder de celebridad que tenían muchas de las actrices que se manifestaron contra Harvey Weinstein”. señala la señora Grover.

– “Amenaza real” –

Además, las estrellas de la música más famosas han construido a menudo verdaderos imperios y “contratan a personas que les ayudan en los años de perpetración” de estos crímenes, afirma Caroline Heldman.

El reciente asunto en torno a Diddy, iniciado a raíz de la denuncia de su ex pareja, la cantante Cassie, “atestigua verdaderamente el poder de ciertas personas de la industria musical para movilizar su notoriedad y sus recursos para silenciar” a las víctimas, considera el profesor.

Tras la denuncia de Cassie, otras figuras de la industria fueron demandadas.

“La cultura de la violación y la misoginia profundamente arraigadas en la industria musical suponen una amenaza real para la seguridad de tantas personas”, denunció en diciembre la cantante Tiffany Red. “¿Cómo podemos esperar un cambio significativo cuando líderes y superestrellas son acusados ​​de estos crímenes?”

Sobre todo porque existe un fenómeno comercial perturbador, subraya Heldman. Las ventas de R. Kelly aumentaron más del 500% después de su condena y la música de Diddy experimentó un aumento del 18,3% en las plataformas de escucha la semana de su arresto, según la empresa Luminate.

Una tendencia que, según ella, se explica en parte por la curiosidad que suscita la cobertura mediática de los acontecimientos, pero también por el apoyo de sus bases.

“En los años que he trabajado con (víctimas de violencia sexual) de diversos orígenes, nunca he visto nada parecido a la devoción de los fans por los artistas musicales”, asegura el académico.

Sin embargo, cree en la existencia de un cambio en marcha. Según ella, un artista que ha cometido tales crímenes “ahora sabe que ya no tiene derecho a cometer errores”.

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