Estamos hechos tanto de futuros como de pasados.
Del futuro tanto como del presente
De revueltas y luces tanto como de miedos
De derrotas y triunfos sin sentido
Porque siempre soy yo a quien pongo de rodillas
Y siempre yo de rodillas
Ningún frente puede llevarse los laureles de un vencedor absoluto
Llevamos la derrota al final de nuestra espada.
Porque todos somos seres al mismo tiempo.
Bajo un cielo único –único– que corre como una llanura hasta el horizonte inquebrantable
Y en su fragua, mañana y tarde
El futuro trabaja con paciencia
Trabaja sin nuestro conocimiento.
El futuro construye nuestro rostro y nuestro corazón.
Está en nuestras manos, el corazón palpitante de nuestra alma.
Él es el aliento y el rostro de nuestros herederos.
Él es su inocencia y su voz.
Que percibo en lo más profundo de mi ser
Cuando pienso en este largo y engañoso viaje
¿Por qué cargaría sus días con resentimiento y odio?
Estamos hechos del futuro tanto como del pasado.
Y nada puede cambiar este orden
Ni las guerras ni las alegrías se limitan a ningún continente del pasado
Y nada es un triunfo
Nada hace crecer al hombre
Ni las inmensas tierras ni las guerras justas que lleva dentro
Cuando olvida que está hecho tanto del futuro como del pasado.
Y que ya no sabe qué significan los símbolos y signos que él mismo forjó en el silencio que precedió a su arrebato.