La cafetería-panadería Les Cousins es la vocación de Christiana Lapegna y su marido, Oscar Tafuri, desde 2008. Con la jubilación llamando a su puerta, la pareja decidió retirarse.
“Es parte del juego. A una determinada hora y a una determinada edad, lamentablemente, tenemos que irnos”, dice la empresaria sentada en una de las mesas de un café abarrotado a primera hora de la tarde.
Se alzaron cinco manos para hacerse cargo del negocio preciado por los Montcalmois. Incluido el de Steve Nolet, que vive en el barrio desde el pasado mes de julio.
“Por casualidad estaba buscando sitios comerciales en venta. Encontré un anuncio de un café muy conocido en Quebec. Investigué y me di cuenta que estaba aquí”, cuenta sol.
El éxito de la marca, su reputación entre la población local y su variada clientela motivaron su decisión. “En definitiva, me enamoré del proyecto”, concluye el emprendedor.
Los documentos que formalizaron la adquisición se firmaron el 29 de noviembre. Dos días después, Nolet abrió la puerta del que se convertiría en su restaurante.
Aprende “mecánica”
Anteriormente, Steve Nolet fue propietario de un taller de carrocería de automóviles, antes de dirigir un concesionario de vehículos recreativos en Lévis.
Este último lo admite: tiene mucho que aprender de la “mecánica” de la restauración. “Christiana estuvo conmigo todo el mes de diciembre. Era más que necesario”, afirma entre risas.
El éxito está en los detalles, el comprador está convencido. “Son estos pequeños detalles los que no debo perder”, afirma.
Porque tiene toda la intención de continuar la tradición establecida por sus predecesores. “Lo que la gente está acostumbrada a encontrar aquí, lo volverá a encontrar”, proclama quien quiere quedarse con la receta ganadora.
“No quiero cambiar el núcleo de la empresa. Hacerlo sería un gran error”.
— Steve Nolet, propietario del café Les Cousins
Esta fue también una de las condiciones para la venta del establecimiento.
“Teníamos muchas ganas de encontrar una persona que quisiera continuar con el nombre y continuar esta magnífica aventura que duró 16 años. Tuvimos esta oportunidad”, admite Lapegna.
Una página pasa
El anuncio de la marcha de los fundadores del café a los 15 empleados fue conmovedor. Uno de los chefs existentes, Daniel Therrien, ha estado con el equipo desde el principio.
“A veces los empleados tienen miedo de tener delante a alguien que quiere cambiarlo todo y que va a imponer sus reglas a partir de hoy. Mientras que Steve lo hizo con tanta delicadeza que los empleados lo tomaron bien”, señala.
En cuanto a si extrañará la emoción del negocio de la restauración, Lapegna no duda ni un segundo.
“Estoy experimentando todo esto ahora. Puse gran parte de mi pasión y corazón aquí. No lo había sentido en diciembre. Pero allí, en casa, empiezo a darme cuenta de que la jubilación es real”, susurra quien ha forjado varias amistades detrás del mostrador.
Aunque ya no llevará las riendas de Cousins, el antiguo propietario seguirá siendo un cliente fiel.
“Si Steve quiere, siempre vendré y tomaré mi café aquí”, dice mirando a su sucesor.
¿TU MAYOR RETO?
“Mantener el equipo que tengo allí el mayor tiempo posible. Mantener el estándar de excelencia que se ha establecido. No quiero oír que no es lo mismo”.
– Steve Nolet, propietario del café Les Cousins
“Para despegarme de todo esto. Hay una gran parte de mi corazón que se quedó ahí”.
– Christiana Lapegna, ex propietaria del café Les Cousins