Imaginemos una batería que no necesita recargarse, sino alimentarse. Esta es la hazaña lograda por investigadores del laboratorio federal Empa con una “biobatería” impresa en 3D a partir de hongos. Este dispositivo utiliza dos especies de hongos para generar electricidad. La levadura produce electrones, mientras que un hongo de pudrición blanca (responsable de la degradación de la madera), gracias a una enzima particular, captura estos electrones y los evacua. Resultado: se crea suficiente corriente para alimentar pequeños sensores, útiles en agricultura o investigación medioambiental. Biodegradable y no tóxica, esta invención se disuelve naturalmente después de su uso, ofreciendo una alternativa ecológica a las baterías tradicionales.
Esta nueva batería está fabricada con una tinta especial a base de celulosa. Los hongos, integrados en la tinta, utilizan la celulosa como nutriente y participan en la degradación del dispositivo. Los investigadores ahora pretenden mejorar la potencia y la durabilidad de estas biobaterías y explorar otras especies de hongos para optimizar su rendimiento.
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