A pesar de este anuncio en julio y de la ausencia de una perspectiva deportiva en Lombardía, Origi extrañamente no decidió abandonar el club antes del final del mercado de transferencias. ¿La razón? Es sobre todo fiscal. Al llegar a Italia en 2022, el jugador se beneficia del famoso “decreto de crecimiento” que le permite beneficiarse de ventajas fiscales como trabajador extranjero (50% del salario exento de impuestos). Sin embargo, para beneficiarse de él en 2024, debía pasar al menos la mitad del año (183 días) en el país.
Desde agosto, Divock Origi entrena, no con el Milan Futuro (el equipo B), sino solo con un entrenador personal, dividiendo su tiempo entre Roma y Florencia. Todo mientras gana… más de 300.000 euros al mes. Si lo desea, el belga puede desbloquear su situación en enero solicitando una transferencia que también mejoraría la cuenta bancaria del AC Milan. Su contrato actual se extiende hasta junio de 2026.
Hace 10 años, el Divock Origi sorprende en las maletas brasileñas