La historia de Martin St-Louis y Steve Yzerman va más allá del simple enfrentamiento entre un entrenador y un director general.
Es una saga de egos, decisiones controvertidas y resultados contrastantes.
Mientras St. Louis intenta establecerse como un visionario detrás del banco de los Montreal Canadiens, siempre le guardará rencor a Steve Yzerman.
Según se informa, el rechazo inicial de St. Louis para los Juegos Olímpicos de Sochi 2014 no se debió solo al desempeño, sino también al conflicto entre los dos hombres.
Esta lesión parece haber marcado tanto al jugador como al hombre.
Yzerman, en ese momento, tomó una decisión impopular pero audaz de despedir a St. Louis. ¿Su diagnóstico? Una personalidad incompatible con el espíritu de equipo necesario para una competición global.
Por su parte, Yzerman, a menudo considerado un constructor excepcional por su trabajo en Tampa Bay, enfrentó un duro revés con los Detroit Red Wings.
Sus decisiones de acelerar la reconstrucción, incluidos los fichajes de jugadores como Ben Chiarot y Andrew Copp, son ampliamente criticadas.
La tan prometida reconstrucción parece haberse estancado y la destitución de Derek Lalonde parece inevitable tras la segunda derrota en dos noches ante el CH.
Sí, huele a despido en Detroit.
Este descenso a los infiernos podría marcar el final de una carrera como director ejecutivo que alguna vez fue aclamado como el mejor en su profesión.
Además de sus fracasos, Yzerman ahora es humillado por su enemigo número uno.
Martin St-Louis tuvo la oportunidad perfecta de vengarse de Steve Yzerman este sábado por la noche en el Bell Centre. Los Montreal Canadiens derrotaron fácilmente a los Detroit Red Wings por un marcador de 5 a 1.
Esta contundente victoria, marcada por el dominio ofensivo y un impecable juego en equipo, no es una simple victoria de la temporada regular.
Para St-Louis, simboliza la venganza personal contra su antiguo jefe y rival de toda la vida.
Es difícil no ver esta victoria como una respuesta directa a heridas del pasado. St. Louis, una vez rechazado por Yzerman durante la selección del Equipo de Canadá de 2014, ahora lidera un equipo que está superando las expectativas, mientras que los Red Wings, fuertemente construidos por Yzerman, parecen al borde de la implosión.
Este contraste no hace más que acentuar la alegría de los seguidores de los Habs al presenciar una verdadera demostración de fuerza por parte de su equipo.
Patrik Laine, con su octavo gol en nueve partidos, volvió a brillar, sobre todo en el juego de poder.
Este gol, desviado por el desafortunado Ben Chiarot, ilustra el singular instinto ofensivo del delantero finlandés.
Con tal producción, Laine hace historia junto a nombres legendarios como Yvan Cournoyer y Owen Nolan, siendo uno de los pocos jugadores en marcar sus primeros ocho goles de una temporada exclusivamente en el juego de poder.
Si Laine brilló, no hay que olvidar la aportación de todo el equipo. Nick Suzuki, con un magnífico pase a la portería de Slafkovsky, alcanzó la cifra de 200 asistencias en su carrera.
Jake Evans, siempre combativo, sumó su granito de arena con un gol oportuno. Brendan Gallagher, por su parte, dio un paso importante al superar a Max Pacioretty en el ranking de goleadores históricos de la CH.
Finalmente, Samuel Montembeault, sólido frente a la red, tranquilizó con una actuación impecable.
Para los Red Wings, esta derrota se suma a una serie de preocupantes malas actuaciones. A pesar de una plantilla llena de nombres prestigiosos como Alex DeBrincat, Patrick Kane y Dylan Larkin, el equipo de Derek Lalonde se está estancando.
El poco halagador apodo de “Dead Wings”, heredado de los años 80, parece tristemente actual. El anémico juego de poder y la porosa defensa una vez más le costaron caro a Detroit.
Gracias a esta tercera victoria consecutiva, el canadiense sube al sexto puesto de la división Atlántica. Una victoria en Columbus el lunes brindará una gran oportunidad para confirmar esta dinámica positiva antes de las vacaciones.
Para Martin St-Louis, esta serie de victorias es mucho más que un simple éxito deportivo: es una reafirmación de su visión y de su liderazgo.
En última instancia, esta noche será recordada como un momento clave en la temporada de los Canadiens.
Para St-Louis, supone una resonante venganza contra Yzerman, demostrando que, tanto en el hielo como detrás del banquillo, puede afrontar los mayores retos.
Mientras los Red Wings se hunden, el CH parece encontrar su ritmo y, con él, un nuevo motivo de esperanza para sus aficionados.
Montreal es una ciudad donde el hockey es mucho más que un deporte; es una religión. En este contexto, St-Louis es escudriñado y sus más mínimos gestos son analizados con una intensidad única.
Hoy es el rey del mundo.
Su reciente declaración: “¿Por qué escucharía las críticas de personas a las que no acudiría en busca de consejo?” » – añadió más leña al fuego, pero hoy adquiere todo su significado.
Este tipo de comentarios alimentan la idea de que un entrenador se sienta superior.
En última instancia, esta actitud podría llevar a St. Louis muy lejos. Al final, Yzerman encendió un fuego en el autocar del CH que nunca se apagará.
El duelo Yzerman-St-Louis pasará a la historia como un capítulo fascinante de la NHL. Pero mientras uno parece estar derrumbándose debido a una reconstrucción fallida, el otro está comenzando a regresar a la mezcla.
Martin St-Louis cree en las series como el hierro. Depende de él crear el milagro.