Una licencia de fuegos artificiales
Los cohetes tipo Cobra se venden por unos veinte euros en sitios especializados, aunque indican que es necesario tener una licencia de fuegos artificiales para poder utilizarlos, ya que los riesgos son muy altos. Además, una vez encendida la mecha, deberás estar a unos veinte metros de distancia para evitar los efectos devastadores de la explosión. Una disposición muy complicada de respetar en zonas urbanas densamente pobladas, especialmente en una noche de Nochevieja.
“Estas máquinas no deben acabar en manos cualquiera. Un uso inadecuado puede tener consecuencias dramáticas tanto para los usuarios como para los transeúntes”añade Laurent Sartorius, que no es ingenuo. “Este año también los incidentes serán inevitables. Los jóvenes que viven fuera de la capital planean venir a Bruselas mientras algunos jóvenes de los barrios se preparan con días de antelación para esta gran celebración. Ya podemos ver ahora que hay pequeños calentamientos a izquierda y derecha.“
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Por eso ahora se está realizando una labor de sensibilización para alertar a los jóvenes de los riesgos que conlleva. “El objetivo es identificar a los grupos problemáticos de jóvenes, iniciar un diálogo con ellos para explicarles qué tienen derecho o no a hacer y decirles que serán arrestados si no respetan las instrucciones. “añade Jurgen De Landsheer, jefe de la zona policial de Midi.
Sin embargo, el día D este intento de diálogo tiene límites y la policía entrará en una fase sistemática de represión. “Sabemos por experiencia que después de cierta hora ya no es posible discutir más. Es en este momento cuando la represión es necesaria, porque los incidentes adquieren proporciones descontroladas. La clave de nuestro trabajo es encontrar un buen equilibrio entre no reaccionar en absoluto y evitar reaccionar de forma exagerada. Todo este circo está preparado para que intervenga la policía. Una vez que esto es así, somos blanco de emboscadas donde nos lanzan proyectiles, adoquines, fuegos artificiales.“, especifica Laurent Sartorius.
Un juego especialmente insalubre del gato y el ratón en el que también participan los bomberos. “Hacen hogueras con colchones y tarimas, disparan a fachadas y vehículos para provocarnos. A partir de entonces, los bomberos tuvieron que intervenir para apagar las llamas y mientras los escoltábamos nos encontramos atrapados. Si no hacemos nada, añadirán más para provocar una intervención y ahí es cuando la situación degenera”. añade, precisando no obstante que el puesto de mando regional está bien establecido y preparado para coordinar mejor al personal de las seis zonas policiales de la capital en caso de enfrentamientos.
Queda por ver si se respetará la medida que permite a los menores no acompañados salir en Nochevieja con la esperanza de limitar, por un tiempo, los daños.