Jamie Vardy, icónico delantero del Leicester, verá su alocada trayectoria adaptada a una serie de Netflix. Mientras tanto, el Telegraph detalla la siempre muy particular rutina del delantero inglés para seguir rindiendo a sus 37 años.
El incomparable Jamie Vardy. Con casi 38 años (11 de enero), el delantero del Leicester sigue escribiendo su leyenda con su club en la Premier League. Después de haber contribuido en gran medida a devolverle a la élite el verano pasado, todavía muestra estadísticas muy honorables (seis goles y tres asistencias en 15 partidos) en un campeonato del que es una figura emblemática. Su loca trayectoria desde las divisiones inferiores del fútbol inglés hasta la Liga de Campeones será objeto de una serie de Netflix. El rodaje está en marcha y el documental guionado estará terminado el próximo otoño, espera la plataforma.
Un día de recuperación cada semana.
Remontará su paso del Fleetwood (5E) al Leicester por 1,2 millones de euros en 2012 hasta el improbable título de campeón de Inglaterra conquistado por los Foxes en 2016, con el título de máximo goleador de la Premier League en la llave. Con la edad, el internacional inglés (26 partidos internacionales, 7 goles) no ha perdido ninguna de sus costumbres previas a los partidos, como revela el Telegraph.
Según el diario, Vardy siempre ingiere tres latas de Red Bull, la famosa bebida energética: una en casa, otra en el estadio con una tortilla de queso y jamón, y una última poco antes del inicio del partido, normalmente acompañada de un doble café exprés. Pero eso no es todo. Vardy se prepara -al menos según los rumores- para sus partidos aprendiendo los insultos en la lengua materna de los centrales que le van a marcar.
El delantero se ha adaptado un poco a las nuevas exigencias de su edad pero también a las exigencias más físicas y al rejuvenecimiento de sus rivales. Cuida su cuerpo haciendo instalar en su casa una cámara de crioterapia en la que permanece sentado durante varias horas tras el pitido final. Durante los partidos, redujo los contactos bruscos y su presión agresiva favoreciendo una posición más baja para crear un vínculo entre los jugadores.
Su acabado sigue siendo bastante clínico y lo cuida sometiéndose a un gran rigor. Según el Telegraph, suele ser el primero en llegar al entrenamiento alrededor de las 8:30 a.m. También tiene algunos privilegios con un día de recuperación por semana, generalmente concedido por el entrenador dos días antes de un partido. Aprovecha este día de descanso… para ir a entrenar y observar a sus compañeros durante la sesión.
El fantástico goleador, sin embargo, no ha perdido ninguna de sus travesuras. Durante la temporada se divirtió disparando globos a los escaparates de la sede del club durante una sesión. También conserva su gusto por la provocación en los partidos, como cuando formó el cero con los dedos hacia los aficionados del Tottenham que le apuntaban, en referencia al número de títulos de los Spurs desde 2008 (ninguno).