En plena renovación del Camp Nou, el Barça se encuentra con un dolor de cabeza logístico de cara a la segunda parte de la temporada europea. Si bien el regreso a su estadio histórico no parece posible antes del próximo año, los dirigentes del club catalán también se ven obligados a abandonar la idea de jugar en el estadio olímpico de Montjuïc, actualmente su sede temporal. En cuestión: los compromisos asumidos por el Ayuntamiento de Barcelona para albergar varios eventos en el recinto durante las etapas finales de la Liga de Campeones.
¿Un traslado forzoso?
Ante esta situación, la dirección del Barcelona está explorando activamente soluciones, según revela el diario Marca. Si la opción de quedarse en Cataluña con estadios más pequeños en Lleida, Girona o Tarragona parece poco realista, se barajan alternativas como el estadio del Espanyol de Cornellà o incluso infraestructuras en Valencia (Mestalla) o la del Atlético de Madrid (Metropolitano). Sin embargo, las reticencias internas, especialmente respecto al uso del estadio del Espanyol, complican aún más la toma de decisiones. Todo dependerá también de la marcha del Barça en la Liga de Campeones y de los plazos que imponga la UEFA para designar un único estadio sede de las fases eliminatorias.
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Las obras del Camp Nou están retrasadas y el Barça podría verse obligado a trasladar sus partidos.
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