La organización voluntaria GIRAM pide una moratoria sobre la idea “totalmente irrazonable” de demoler el antiguo Coliseo de Quebec. Su presidente también expresa dudas sobre la preferencia declarada por el alcalde Marchand de construir viviendas allí.
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El Grupo de Iniciativas e Investigación Aplicada en Medio Ambiente (GIRAM) dio a conocer la mañana de este miércoles su propuesta de preservar el antiguo coso para desarrollar un Museo Nacional del Transporte, la Innovación y la Tecnología.
Su presidente, Pierre-Paul Sénéchal, admitió estar “un poco más de acuerdo” con las declaraciones de la concejal de Limoilou, Jackie Smith, “en el sentido de que no es un entorno, diría, muy propicio para la construcción residencial”.
“Es un cuadrilátero que tiene su vocación [d’exposition et de manifestation publique] durante 100 años y hay un lugar muy monumental al lado, el Centro Videotron, todos los edificios aquí son monumentales. Hay aparcamientos”, afirma Sénéchal.
Foto Dominique Lelièvre
Recordemos que, el martes, en nuestras páginas, la responsable de Transición Québec dijo en particular que temía que una zona residencial se viera afectada por “molestias” provenientes del Centro Videotrón, de la línea ferroviaria y del polígono industrial cercano.
“Sin ritmo”
GIRAM solicita una moratoria para poder analizar su propuesta de museo y ampliar y ampliar el mandato de la Comisión de Planificación y Conservación de la ciudad de Quebec para estudiar una posible reconversión del edificio.
Éste deberá emitir un dictamen sobre el valor patrimonial del estadio antes del 20 de diciembre.
“Para nosotros no tiene sentido que el 20 de diciembre unas pocas personas decidan demoler parcial o totalmente un edificio como éste con lo que puede ofrecer”, afirmó Sénéchal.
Según GIRAM, “la idea de derribar un edificio que tiene su propia historia y que goza del cariño de su población es totalmente descabellada”.
Inspirado en el Biodomo
Pierre-Paul Sénéchal explicó que la idea del Museo del Transporte se inspiró en particular en el antiguo Vélodrome de Montreal, que no sabíamos qué hacer después de los Juegos Olímpicos y que se convirtió en una atracción turística ineludible, el Biodôme.
Flanqueado por un arquitecto y representantes de las familias empresariales Prévost y Fecteau, deploró que la ingeniería quebequense esté demasiado poco destacada cuando Quebec es, por ejemplo, un centro aeroespacial mundial.
Este museo resaltaría la destreza y el patrimonio de Quebec en el ámbito del transporte aéreo, terrestre y marítimo.
Por su carácter nacional, quedaría bajo la jurisdicción del Estado de Quebec, que estaría llamado a invertir en el proyecto. GIRAM también recomienda que el Ministerio de Cultura se haga cargo del asunto.
“¿Qué sería hoy Quebec y, en particular, el desarrollo del norte de Quebec si no hubiera sido por la aviación rural? ¿Qué sería del transporte intermunicipal sin Prévost?”, pidió el Sr. Sénéchal para ilustrar la pertinencia de su propuesta.
Se trata de un proyecto “ambicioso”, pero “a la altura de una capital”, alega.
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