Kent Hughes, director general de los Montreal Canadiens, parece dispuesto a jugar todas sus cartas para intentar mejorar la situación de su equipo, actualmente en el puesto 29 de la clasificación general de la NHL.
Con un núcleo decepcionante y varios contratos vencidos en su plantilla, Hughes sabe que tiene que ser creativo para liberar espacio en su nómina y maximizar el valor de sus activos.
Entre los equipos con los que Hughes está hablando, Los Angeles Kings, donde Marc Bergevin se desempeña como subdirector general, ocupan un lugar intrigante.
Hughes podría intentar aprovechar la presencia de Bergevin para “pasar un limón”, y Joel Armia parece ser la pieza central de esta estrategia.
Armia, a menudo criticado en Montreal por su inconsistencia y su costoso contrato ($3,4 millones por temporada), podría encontrar un comprador en Los Ángeles gracias a su viejo admirador, Marc Bergevin.
Durante su tiempo al frente de los Canadiens, Bergevin firmó con Armia un contrato de cuatro años con un salario de 3,5 millones de dólares, convencido de su potencial como delantero de apoyo eficaz.
Ahora que los Kings buscan solidificar su profundidad ofensiva para un potencial avance a los playoffs, Hughes podría explotar la nostalgia de Bergevin por Armia para orquestar un intercambio.
Si Armia parece un candidato lógico para los Kings, Christian Dvorak y Jake Evans no se ajustan a sus necesidades.
Con Phil Danault ya bien establecido como un destacado centro defensivo, los Kings no tienen interés en añadir otro jugador con un perfil similar.
Dvorak, con su contrato que incluye una cláusula de no cambio a ocho equipos, y Evans, otro pívot de orientación defensiva, no representan soluciones adaptadas al equipo californiano.
El mercado de transacciones esta temporada es complejo. Hughes debe hacer malabares con varios factores:
Montreal tiene cinco atacantes al final de su contrato (Armia, Dvorak, Evans, Michael Pezzetta y Lucas Condotta). Entre ellos, Armia y Dvorak son los que tienen más probabilidades de irse antes de la fecha límite del 7 de marzo.
Si David Savard atrae la codicia gracias a su experiencia y su rol defensivo, Armia es un jugador cuyo valor es más difícil de valorar.
Aunque tiene un físico imponente y cierto don ofensivo, su inconsistencia lo convierte en una apuesta arriesgada para posibles compradores.
Los Kings tienen un espacio limitado bajo el tope salarial. Para facilitar un intercambio, Hughes probablemente tendrá que retener parte del salario de Armia o incluir otro activo para que el trato sea atractivo.
Además de los Kings, Hughes ha estado vinculado a los Anaheim Ducks, los Pittsburgh Penguins y los Edmonton Oilers. Sin embargo, las necesidades de estos equipos varían:
Anaheim: En la reconstrucción, podrían buscar un veterano para que sea el mentor de sus jugadores jóvenes, pero parece poco probable que Armia o Dvorak sean compatibles con su visión a largo plazo. Un joven veterano como Jake Evans les resulta atractivo.
Pittsburgh: Los Penguins estaban en modo “todos para los playoffs” con Sidney Crosby y Evgeni Malkin, pero ahora que se dirigen al sótano, comenzarán una reconstrucción. Al carecer de defensores derechos, Logan Mailloux está claramente en su punto de mira.
Edmonton: Ya activos en su búsqueda de un defensor como David Savard, los Oilers probablemente no tengan el espacio financiero para agregar un jugador como Armia o Dvorak sin mayores ajustes. De hecho, siguen siendo los favoritos de Savard.
Con Marc Bergevin entre los tomadores de decisiones de los Kings, Hughes tiene una oportunidad única. Bergevin conoce bien a Armia y se le podría convencer para que le diera una segunda oportunidad en un entorno diferente.
Sin embargo, esta estrategia depende de la capacidad de Hughes para construir un argumento convincente, al tiempo que enmascara las deficiencias de Armia.
Para los Kings, conseguir un jugador como Armia podría estabilizar su profundidad ofensiva.
Kent Hughes sabe que está jugando en grande. Si los Kings muerden el anzuelo, podría liberar un contrato problemático y al mismo tiempo mejorar las perspectivas de su equipo en el futuro.
Pero si el intercambio fracasa, la presión no hará más que aumentar, sobre todo si otros equipos dudan en invertir en jugadores considerados secundarios por el canadiense.
Hasta entonces, Hughes seguirá “haciendo volar los teléfonos” con la esperanza de encontrar la fórmula adecuada.
¿Pasarle un limón a Marc Bergevin? Esta no sería la primera vez que un director ejecutivo intenta un movimiento audaz para aprovechar una antigua conexión.
Para Joel Armia y los Canadiens, las próximas semanas podrían ser decisivas.