Con un “baloncesto compartido” entre jóvenes sanos y discapacitados, todos ganan

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SEn el gimnasio Maurice-Boyau de Dax, esta mañana del sábado 16 de noviembre de 2024, las sonrisas, la amabilidad y el compartir honran el deporte, sin comprometer el deseo de marcar y ganar. Dos sábados por la mañana al mes, la sección de baloncesto del Dax estadounidense organiza una sesión de “baloncesto compartido” entre jóvenes voluntarios del club y jóvenes con discapacidad mental o aislamiento social. Durante una hora y media, son compañeros y oponentes durante un partido.

Joris Leprat, jugador senior del USD, está presente en casi todas las sesiones. “Personalmente, me encanta. Todos se mezclan. También abre otro camino (en el juego, nota del editor)”, explica el joven jugador de baloncesto de 19 años. A su lado, Adrien, un adolescente diagnosticado con trastorno autista. “Y a ti, Adrien, ¿te gusta el baloncesto compartido? », pregunta Joris Leprat. ” Sí. Me encanta driblar. Me encanta cuando paso [le ballon] a los demás para que anoten la canasta”, responde Adrien, para quien fue la segunda sesión. “La semana pasada anotó 12 puntos”, subraya con entusiasmo Joris Leprat.

“El baloncesto compartido le permite estar con otros jóvenes”

Al principio, “Adrien no necesariamente estaba interesado en el baloncesto. Pero como está acompañado por Ma mí Duprat, empezó a abrirse, a compartir el juego. Estoy muy, muy feliz de ver a Adrien evolucionar”, testifica su padre con orgullo.

“Humanidad”

Marie-Pierre Duprat es quien inició estas mañanas de sábado inclusivas. Voluntaria de la sección de baloncesto del USD y profesora de una clase de Ulis (Unidad Localizada para la Inclusión Educativa) en el colegio Dussarat de Dax, propuso al club la idea de sesiones compartidas de baloncesto. “Con el sistema Ulis habíamos creado un equipo de baloncesto adaptado, a los alumnos les gustó mucho”, así que “nos lanzamos” con el club el año pasado al baloncesto compartido y “enseguida fuimos un éxito de pleno”. Tanto entre egresados ​​como entre jóvenes con discapacidad.


Marie-Pierre Duprat (con jersey blanco) está en el origen de esta iniciativa.

Isabelle Louvier / SO

“La idea es que beneficie a todos. Tenemos un partido real. A los licenciatarios les demuestra que el baloncesto no es sólo competición, también lo es: compartir un momento, adaptarse técnicamente, ajustar el pase a alguien que no sabe recibirlo, posicionarse con calma, tener un poco de humanidad, no necesariamente. querer ganar y alegrarse cuando el otro marca”, continúa Marie-Pierre Duprat.

La amabilidad se notó este sábado. Los efectos sobre los jóvenes con discapacidad o aislamiento también. “Hay una amabilidad extraordinaria por parte del equipo directivo y también de los jugadores”, subraya la madre de una joven autista. Sentada al margen para ver jugar a su hija, la ve “floreciente”. “A ella le encanta el baloncesto. Y lo importante para ella es la socialización, porque no tiene estructura y tiene apoyo en casa. El baloncesto compartido le permite estar con otros jóvenes. No puede esperar a volver cada vez”, dice la madre. O cuando lo principal es más que los dos puntos…


Tanto entre los egresados ​​de la USD como entre los jóvenes con discapacidad se agradece la iniciativa de compartir el momento.

Isabelle Louvier / SO

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