Los aficionados al hockey de Quebec tienen motivos para enfadarse al ver la situación en Winnipeg.
¿Cómo es posible que una ciudad como Winnipeg, que tiene “suerte” de tener un equipo de la NHL, tenga tantas dificultades para llenar su estadio?
Estamos hablando del mejor equipo de la NHL que está teniendo un inicio de temporada histórico.
Mientras tanto, el Centro Videotron sigue desesperadamente vacío y los nórdicos siguen siendo un sueño inalcanzable.
La situación de los Winnipeg Jets no sólo es preocupante, sino que también sirve como recordatorio de hasta qué punto la NHL nunca ha sido sinónimo de justicia para la ciudad de Quebec.
A pesar de una actuación honorable sobre el hielo, los Jets no pudieron llenar los 15.225 asientos del Canada Life Centre.
Durante los nueve primeros partidos de esta temporada se registró un aumento de asistencia del 15,9%, pero seguimos hablando de una media de 13.764 espectadores, o el 90,4% del aforo. Para un mercado tan frágil, estas cifras son alarmantes.
¿El principal problema? Una caída dramática en los abonos. Habiendo pasado de 13.000 a sólo 8.500 en tres temporadas, estas cifras preocupan no sólo a los líderes de los Jets, sino también a la NHL. Mark Chipman, presidente de True North Sports & Entertainment, admitió recientemente que esta situación no es sostenible a largo plazo.
La pandemia ha dejado sus secuelas, pero otros factores, como los constantes aumentos del coste de las entradas, también están contribuyendo a mantener alejados a los aficionados.
Winnipeg es una ciudad donde la pasión por el hockey es innegable, pero la realidad económica pesa mucho.
Los impuestos a la propiedad, el aumento de los precios de la gasolina y la inflación de los productos básicos están empujando a los ciudadanos a priorizar lo esencial.
“Prefiero poner comida en la mesa que ir a ver millonarios tomando helado”confiesa un seguidor decepcionado por los precios de las entradas.
Mathieu Perreault, exjugador de los Jets, resume bien el problema:
“Es una ciudad a la que le apasiona el hockey, pero los medios económicos no dan abasto. Los aficionados están ahí, pero no todos tienen dinero para comprar entradas. »
Para los aficionados al hockey de Quebec, la situación de los Jets se considera una injusticia. Mientras Winnipeg lucha por mantener a flote a su equipo, el Videotron Center sigue siendo una opción atractiva, moderna y lista para el equipo.
Con una base de partidarios apasionados y un poder adquisitivo más sólido que el de Winnipeg, Quebec parece ser una solución obvia.
Gary Bettman, sin embargo, parece reacio a agregar un nuevo equipo canadiense o trasladar a los Jets a una ciudad financieramente más estable.
Pero ¿cuánto tiempo podrá la liga ignorar los números? Quebec podría muy bien encontrarse en el centro de las discusiones si Winnipeg no pone remedio rápidamente a la situación.
Pero si somos honestos, está claro que Houston tendrá prioridad para permanecer en el Oeste. Atlanta también estará muy por delante de Quebec si se quiere realizar una realineación de las conferencias.
Mientras tanto, en Montreal, incluso en los años más oscuros de su historia reciente, los Montreal Canadiens llenan el Bell Centre.
Con 21.105 asientos vendidos para los primeros nueve partidos de la temporada, los aficionados siguen mostrando su apoyo inquebrantable.
Este contraste con Winnipeg demuestra aún más la importancia de valorar mercados fuertes y leales. En Quebec también estaría siempre lleno.
La situación actual en Winnipeg es crítica. Si las gradas continúan vaciándose, la mudanza de los Jets podría convertirse en realidad.
Para los fanáticos del hockey en Quebec, es un débil rayo de esperanza en un sueño que se ha estado desmoronando durante décadas.
Pero para la NHL, ver a un equipo canadiense en dificultades financieras es un fracaso vergonzoso.
Una cosa es segura: los Jets tendrán que encontrar soluciones rápidamente, de lo contrario las discusiones sobre su reubicación adquirirán una magnitud que será imposible ignorar.
Para Quebec, la esperanza renace un poco, aunque el camino hacia el retorno de los nórdicos sigue siendo casi imposible.
Una cosa es segura: ver que los Jets atraen apenas a 13.000 espectadores con un equipo tan bueno hace que la idea llegue a los corazones de los aficionados nórdicos.
Tan injusto.
Tras un análisis más detallado, parece que los desafíos de los Winnipeg Jets van mucho más allá de las cifras brutas de asistencia.
Según Mark Chipman, presidente de True North Sports & Entertainment, el modelo de negocio de los Jets se basó originalmente en un entusiasmo colectivo y espontáneo.
Cuando regresaron en 2011, los fans respondieron al llamado con un entusiasmo sin precedentes: 13.000 suscripciones vendidas en sólo 17 minutos. Sin embargo, este impulso se ha agotado.
Chipman admite un importante error estratégico:
“Hemos ignorado durante demasiado tiempo el potencial de las suscripciones corporativas. Durante años, nuestra base de clientes estuvo formada en un 85% por grupos de consumidores individuales. Hoy estos grupos ya no renuevan como antes y debemos reinventar nuestro enfoque. »
El hallazgo es alarmante. En febrero pasado, Chipman dijo:
“Si no encontramos esas 13.000 suscripciones, nuestro modelo no será viable. Es una realidad difícil de aceptar, pero es la verdad. »
Otra dificultad importante radica en el contexto económico actual. En Winnipeg, el poder adquisitivo de los aficionados se ve fuertemente afectado por la inflación y los aumentos de impuestos. Un aficionado, entrevistado por The Athletic, expresó su consternación:
“Los impuestos a la propiedad se han disparado, la comida cuesta una fortuna y ahora nos piden que paguemos aún más para ver a un equipo que ni siquiera ha pasado de la segunda ronda de los playoffs en más de una década. Es demasiado. »
Este problema económico no es exclusivo de Winnipeg, pero en una ciudad de clase trabajadora como ésta, donde las empresas locales también luchan por prosperar, el impacto es particularmente evidente.
Las cifras hablan por sí solas: las suscripciones corporativas representan sólo el 15% de las ventas totales, un porcentaje muy por debajo del de otros mercados de la NHL.
Mathieu Perreault, exjugador de los Jets, resume la situación con una franqueza desarmante:
“Winnipeg es una ciudad apasionada por el hockey, pero en algún momento la realidad económica alcanza a todos. Los aficionados no pueden cargar con todo sobre sus hombros. »
Sin embargo, True North Sports & Entertainment está intentando reaccionar. La dirección lanzó recientemente una campaña de sensibilización titulada Conjuntoun fuerte llamado a la solidaridad comunitaria. Mark Chipman lo explicó de esta manera:
“Nuestro compromiso de mantener a los Jets en Winnipeg es total, pero requiere un esfuerzo colectivo. Todos deben hacer su parte, ya sean empresas o aficionados. Debemos reinventarnos para mantener nuestro lugar aquí. »
El presidente de los Jets también admitió que la pandemia ha amplificado los desafíos:
“Las restricciones sanitarias han creado una ruptura con nuestros seguidores. Es difícil recuperar la confianza y el compromiso después de un período así. »
Parte de su estrategia ahora se basa en mejorar la experiencia en Canada Life Centre, pero abundan las críticas al respecto.
Varios aficionados se quejan de los precios excesivos de los puestos de comida y de un ambiente que consideran aburrido. Un partidario desilusionado incluso declaró:
“¿Quieren que pague miles de dólares por una membresía y luego gaste cientos más en hot dogs y cervezas tibias? No es realista. »
La NHL está siguiendo muy de cerca la situación. Chipman reconoció que la liga estaba haciendo preguntas difíciles sobre el futuro del equipo:
“Quieren saber qué está pasando. Observan nuestras cifras y nos piden cuentas. Sabemos que la presión es enorme. »
Si Winnipeg no logra cambiar la situación rápidamente, la cuestión de la reubicación será inevitable. Para Quebec, esto representa una oportunidad única de revivir el sueño de los nórdicos.
O probablemente otra oportunidad de que te rompan el corazón.
Gary Bettman sigue tan frío como siempre respecto a agregar o mover un equipo canadiense, y será necesaria una presión imposible para revertir esta tendencia.
Sin embargo, el colapso del modelo de negocios de los Jets envía un mensaje claro: Winnipeg está en terreno inestable. Para sobrevivir, el hockey debe jugarse en mercados fuertes. Y en esta carrera contra el tiempo, Quebec sería la mejor solución.
Lástima que Bettman sea tan estrecho de miras… y además ciego…