La población de la ciudad de Zúrich votará el 24 de noviembre sobre el uso de caracteres especiales en los documentos oficiales. El asterisco de género (“Genderstern” en alemán) se utiliza desde 2022, pero un comité multipartidista quiere prohibirlo. Esta será la primera votación popular sobre el uso de la escritura inclusiva en la administración.
Desde hace dos años, la ciudad de Zúrich puede utilizar, en determinados textos oficiales, un asterisco, el equivalente germánico del punto medio, en la forma Residente de Zúrich,para incluir y visibilizar a las minorías de género, como las personas no binarias.
Una iniciativa municipal, llevada por la UDC con el apoyo del PLR y el Centro, quiere sin embargo retroceder y prohibir, en la Constitución de la Ciudad, cualquier carácter especial que pueda ser utilizado como lenguaje inclusivo. El comité “Tschüss Genderstern” denuncia una “politización” de la lengua.
Resistencia “un poco conservadora”
Benjamin Roduit, asesor nacional del Centro de Valais, firme oponente del lenguaje inclusivo en la Cúpula Federal, espera que en Zúrich se prohíba el asterisco y que esto sirva de ejemplo.
“El símbolo es que queremos preservar una lengua que sea eficaz y que permita expresarse lo más correctamente posible. Y luego no queremos abrir la puerta a las reformas lingüísticas a todos los valores o tendencias sociales”, en en particular a los diferentes avances en el conocimiento sobre el género, explica.
Observo a mi alrededor que en los carteles publicitarios, en folletos cada vez más numerosos, este lenguaje simplemente se ha impuesto.
La consejera de los Estados del cantón del Jura, la socialista Mathilde Crevoisier Crelier, critica esta resistencia al lenguaje inclusivo, que, según ella, cristaliza la posición de grupos políticos con “una visión un tanto conservadora de la sociedad”.
“¿La estrella de género es suficiente para resolver todos los problemas de discriminación o de falta de consideración de las distintas diversidades de género? No”, subraya. “Pero sobre todo debemos mirar detrás de lo que defienden los oponentes de esta estrella del género y vemos que a menudo son los mismos grupos que no hacen mucho para reducir la discriminación básica”.
Un campo de tensiones
A veces virulentos, los debates sobre la escritura inclusiva no están dispuestos a detenerse. Y con razón: la lengua refleja generalmente el equilibrio de poder y las sensibilidades de las comunidades que la practican, subraya Sandrine Zufferey, profesora de lingüística francesa en la Universidad de Berna.
Su evolución es, por tanto, un campo de tensiones. Y si las prácticas de las administraciones desempeñan un papel ejemplar en lo que hace evolucionar una lengua, ello nos recuerda que son los usos concretos los decisivos. “Yo diría que no hay una respuesta absoluta, nadie tiene razón o no intrínsecamente”, matiza.
“Cuando los que están en contra del lenguaje inclusivo muestran textos recortados por todos lados, podemos argumentar que se vuelven ilegibles, pero tampoco debemos cerrarnos a su utilidad”, continúa el lingüista. “Y veo a mi alrededor que en los carteles publicitarios, en folletos cada vez más numerosos, este lenguaje simplemente se ha impuesto”. Sin embargo, en este tipo de contexto, “la lengua no tiene por qué ser objeto de prohibiciones u obligaciones”.
Camille Degott/jop