Jean-Charles Lajoie tiene muchas ganas de presionar a Martin St-Louis hasta que lo despidan.
Jean-Charles Lajoie nunca se disculpó por anunciar la dimisión del técnico. Y ahora añade otra capa.
O mejor dicho… una triple capa.
Esta noche fue muy lejos al presentar a Martin St-Louis como un entrenador completamente abrumado, sorprendido con los pantalones bajados e indefenso ante la confusión de su equipo.
“Una secuencia cruda que derribó a toda la organización ante 21.000 espectadores y unos cientos de miles de telespectadores.” (crédito: TVA Sports)
Durante el último partido contra los Flames, mientras esperábamos ver a Montreal brillar y romper esta serie de derrotas, CH en cambio ofreció otra demostración de sus fallas defensivas.
Una flagrante confusión al final del juego entre Jake Evans y Kaiden Guhle condujo al empate, exponiendo sin piedad un sistema defensivo híbrido que no convenció a absolutamente nadie… excepto, quizás, al propio Martin St-Louis.
Para Lajoie, el cuerpo técnico de los Canadiens no está haciendo lo necesario.
“Este sistema híbrido, esta moda supuestamente inventiva no tiene otra genialidad que la de lograr sorprender a los mejores jefes de hockey defensivo de Estados Unidos”, bromea con arrogancia y malicia.
St-Louis, según todos los indicios, persiste en sus decisiones controvertidas, a pesar de los evidentes fracasos en el hielo. Los espectadores presencian impotentes lo que Lajoie describe como un espectáculo desolador, donde la obstinación del entrenador sólo arrastra al equipo hacia el abismo.
Para aclarar aún más el punto, Lajoie señala la ausencia de veteranos experimentados en el banquillo para apoyar al St-Louis.
“¿Podría ser que la ausencia de un entrenador de la NHL a su lado sea culpa suya? ¿Será que ese sistema defensivo al que se aferra como una gaviota a un alevín del PFK también es idea suya? pregunta Lajoie.
Detrás de su sarcasmo, la crítica es clara: Martin St-Louis sería demasiado testarudo para admitir que sus elecciones están lejos de ser las correctas.
Pero las críticas de Lajoie no terminan ahí. Más allá de St. Louis, también acusa a los líderes, Jeff Gorton y Kent Hughes, de no tomar decisiones obvias para mejorar la situación.
Según él, veteranos como Dvorak, Anderson y Armia deberían haber sido enviados hace mucho tiempo a Laval para dejar espacio a jóvenes talentos como Joshua Roy, Alex Barré-Boulet, Luke Tuch y Logan Mailloux.
Su renuencia, o más bien su miedo, a realizar cambios en la alineación demuestra que los jefes de los canadienses prefieren darse la ilusión de controlar la situación, en lugar de tomar decisiones valientes y necesarias.
Lajoie concluye subrayando que el canadiense se revuelca en esta mediocridad, sin una visión clara ni una estrategia de reconstrucción eficaz.
El público está cada vez más desilusionado. El equipo, supuestamente en transición, parece estancado en una fase en la que se repiten los mismos errores, semana tras semana.
Para Lajoie, es hora de que el canadiense salga de esta confusión y de que sus dirigentes, incluido Martin St-Louis, acepten finalmente cuestionarse.
Para Lajoie, St-Louis debe colapsar y perder su trabajo. No parará hasta conseguir su objetivo.
¿Realismo o implacabilidad?
Plantear la pregunta es responderla: Jean-Charles Lajoie persiste… de manera realista…