La situación debe ser bastante única en casi todo el mundo. Lausana y el Stade de la Tuilière saben hacer las cosas de forma diferente. El sistema de recepción de las procesiones de los aficionados contrarios es especial: el domingo, los seguidores de Servetti pudieron situarse durante cinco minutos al pie o cerca del Kop Sud, el de los aficionados más fervientes de Lausana, delante del autobús Blécherette. detener. Y luego retomaron su (ya largo) paseo por las pocas decenas de metros que aún los separaban de la zona dedicada a los visitantes.
Los datos no son nuevos. Ya ha sido bastante criticado, sobre todo después de los incidentes que siguieron al último derbi en La Tuilière, en diciembre de 2023. No es ni mucho menos lo ideal. Pero hay que subrayar que el domingo esto no supuso ningún problema. En la entrada y salida del estadio.
El dispositivo había sido modificado. Ya a las 13 horas, en la plaza Tuilière, un empleado de Securitas, megáfono en mano y pronunciado acento suizo-alemán, había cogido el megáfono: “Este es el último momento para ir a los sectores C y D”, advirtió. . Es decir, la grada frente a la grada principal y el bloque de ultras de Lausana.
Fue una de las adaptaciones del sistema de seguridad, para evitar cualquier enfrentamiento: a la hora de dejar pasar la comitiva de Servetti, se bloqueó el acceso a las gradas contiguas a la Route du Châtelard. Misma medida a la salida del estadio. Y a priori todo ha ido bien, no hay ninguna incidencia importante que reseñar.
Prueba de que el enfoque funcionó, sin duda. Aunque también hay que mencionar la responsabilidad de las peñas. En el interior del estadio, se informó que los dirigentes de los ultras de Lausana alentaron a los suyos a no abandonar los pasillos, para evitar que la situación degenerara, a pesar de los cánticos dirigidos a ellos que resonaron en ambos lados. En el exterior, por el lado de Servetti, la comitiva también estuvo bien estructurada, con varios ultras presentes para que nadie se dispersara. Rendición de cuentas oportuna.
En estas condiciones, este derbi habrá sido un excelente ejemplo de lo que estos partidos aportan al fútbol francófono. Había tensión, y eso es esencial de todos modos. Hubo cánticos dirigidos, obviamente, eso es parte de la decoración. Hubo bombas de humo, y a pesar de las ocurrencias del locutor de LS (“Tus canciones nos encienden, tus bombas de humo nos fuman”), eso aporta algo. Ciertamente hubo esta breve interrupción al inicio del partido, pero sin ningún impacto en el partido.
En definitiva, fue un derbi bonito, un derbi como nos gusta a nosotros, con el estadio casi lleno (más de 11.000 espectadores). También porque hay dos equipos en buena forma, que han contado con mucho apoyo en las últimas semanas. Y aunque el resultado deportivo no deleitó a una parte (Ginebra) del público, hay que considerar que estuvo bien estar en La Tuilière el domingo. Las temperaturas positivas también debieron ayudar, por primera vez en un derbi del Lago Lemán.