WASHINGTON | ¿Serán palpables los resultados de este duro entrenamiento el sábado por la noche en Pittsburgh? Depende de lo sucia que esté la máquina.
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Las posibilidades son buenas si se tiene en cuenta que los Penguins han tenido un comienzo de temporada muy similar al de los Canadiens. Sin embargo, los hábitos y el enfoque, que el St-Louis achaca a sus jugadores, tendrán que cambiar para siempre. No tiene por qué ser un simple encuentro.
Al menos el mensaje parece haber llegado a los veteranos del equipo.
“Por la forma en que jugamos, nos lo merecíamos. Y si seguimos jugando así, ese es el tipo de práctica que vamos a tener. Y no es divertido”, dijo Josh Anderson, todavía sudando profusamente cuando regresó al vestuario.
“No hay nadie aquí que piense que no lo merecíamos”, dijo Brendan Gallagher, a unos pasos de él.
Esta forma de jugar de la que habla Anderson, no es falta de esfuerzo. Más bien, son estos errores repetitivos los que St-Louis intenta corregir día tras día.
“Es frustrante porque Martin nos habla de estas cosas todo el tiempo. En algún momento tenemos que encenderlo”, dijo Gallagher.
Errores repetitivos y costosos
Especialmente en territorio defensivo, donde el oponente se mueve con la misma facilidad que los niños en una feria agrícola.
“Esto tiene que parar”, insistió Anderson. Cada uno debe hacer su trabajo. Si usted hace su trabajo y el otro hace su trabajo, esto se desarrollará como una bola de nieve y nos ayudará a la defensiva. Entonces podremos atacar con mayor eficacia”.
Los errores repetidos suelen ser sinónimo de falta de concentración. La misma carencia que sin duda no es ajena al hecho de que los Habs son terceros en el circuito con mayor número de goles permitidos en el primer tiempo (17).
“Nuestro esfuerzo ha sido acertado en bastantes partidos”, declaró Nick Suzuki. Pero cometemos errores mentales. Errores costosos. Nos castigaron por eso”.
Si el castigo vino de San Luis el viernes por la mañana, fue obra de las Capitales el jueves por la noche. Y esta vez, fue en el tercer tiempo cuando llegó la cadena.
“Tenemos altas expectativas de nosotros mismos y no las cumplimos. Es frustrante, dijo Gallagher. Cuando regresamos al hotel anoche. Hubo mucha decepción. Tuvimos la oportunidad de ganar este partido y se la dimos.
Codos apretados
Al menos los jugadores dan la impresión de que están unidos, de que están ahí el uno para el otro. La lucha que Anderson entabló contra Tom Wilson, en el tercer tiempo, para salir en defensa de Kaiden Guhle lo demostró claramente.
“Varios jugadores en este vestuario habrían estado preparados para hacerlo”, aseguró Anderson.
Sobre todo porque el delantero de los Capitals no estuvo en su primera escapada de la noche.
“No nos gustó su control sobre Lane. [Hutson] antes en el partido. Luego, Guhle acaba de regresar después de perderse dos semanas. No querrás que nadie se apresure a atacar a tus mejores jugadores. Por eso no lo dudé”.