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Una vaguedad acentuada por la llegada, tras el nombramiento del gobierno Barnier en septiembre, de nuevos colaboradores en los ministerios implicados, que no necesariamente están al día de las discusiones y trabajos anteriores del INS. Lo que dio la impresión a ciertos actores, carentes “puntos de entrada” para intercambios, “empezar desde el principio”. Por otra parte, existe un punto común: el de las sanciones individuales, en detrimento de las colectivas. El próximo pleno del INS, previsto antes de finales de noviembre, podría ayudar a ver las cosas con un poco más de claridad.