En Ardèche, unos cazadores rescatan a un ciclista de montaña enfermo y le prestan primeros auxilios antes de que llegue la ayuda.
Un ciclista de montaña escapó de lo peor gracias a los cazadores que lo rescataron de un infarto a principios de enero en Ardèche. A veces opuestos en los debates sobre el reparto de territorios, cazadores y ciclistas de montaña demuestran aquí que la solidaridad tiene prioridad en la naturaleza.
El 3 de enero, con un frío glacial de 3°C, tres amigos entusiastas del mountain bike decidieron atacar la ascensión del Dent de Rez, en Ardèche. A mitad del recorrido, uno de los ciclistas se desplomó repentinamente y sufrió un infarto. Sus amigos, aterrorizados, dan la alarma, pero en una zona tan aislada, cada minuto cuenta.
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Afortunadamente, la asociación municipal de caza estaba cerca. Inmediatamente respondiendo a las llamadas de auxilio, los cazadores acudieron al lugar. Gracias a su perfecto conocimiento del terreno y a su compostura, pudieron asegurar el lugar, alertar a los servicios de emergencia y practicar las primeras acciones de supervivencia hasta que llegaron los bomberos.
Si las relaciones entre cazadores y ciclistas de montaña a veces están marcadas por tensiones, este episodio nos recuerda una simple verdad: más allá de los sentimientos de cada uno, el desacuerdo a menudo da paso a la fraternidad, donde los caminos se cruzan.
Los servicios de emergencia rápidamente se hicieron cargo y el ciclista, ya fuera de peligro, quiso agradecer a sus rescatistas: “Sin ellos, quizás no estaría aquí hoy. Gracias a los cazadores por su capacidad de respuesta y humanidad.«
Este evento demuestra que la cooperación y la ayuda mutua pueden existir a pesar de las diferencias. Una hermosa lección de humildad ofrecida por estos “hermanos enemigos” a menudo estigmatizados en el debate público.
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