Ante problemas de salud mental y dificultades económicas, Bradley Wiggins cuenta en un podcast cómo Lance Armstrong se ha movilizado en los últimos años para apoyarle.
Esperaba todo menos esa mano extendida. Enfrentado a gravísimas dificultades económicas durante varios años, hasta el punto de quedarse sin hogar durante un tiempo, Bradley Wiggins contó en una larga entrevista concedida para el podcast “The High Performance” que recibió ayuda de… Lance Armstrong.
El mismo al que había prendido fuego diez años antes tras verlo, en televisión, confesar, admitiendo haberse dopado durante la mayor parte de su carrera. “Es muy difícil. Tuve que explicarle a mi hijo de qué se trataba. Al final, me dije a mí mismo que se merecía todo lo que le estaba pasando ahora, sin ninguna simpatía ante sus lágrimas y sus lágrimas”, reaccionó Wiggins. en ese momento, mientras que Armstrong acababa de admitir en el set de Oprah Winfrey haber hecho trampa desde mediados de los años 1990 hasta 2005, durante sus siete Tours de Francia victoriosa.
“Lance me ayudó mucho”
Ganador del Tour de 2012, el británico cree hoy que el texano tiene “un corazón muy dentro de él”. Y con razón, el ex corredor de US Postal y Discovery Channel ha decidido hacer de buen samaritano con Wiggins, convertido en consultor tras su carrera, que intenta salir de una situación personal cuanto menos delicada, entre deudas que saldar, problemas de salud mental y viejos demonios relacionados con el alcohol.
“Lance me ha ayudado mucho a lo largo de los años y aún más este año”, revela Wiggins en “The High Performance”. “Quiere pagarme para que me quede en un centro especializado en Atlanta. Te quedas allí una semana y te confiscan el teléfono. Lance es un buen hombre. Y no lo digo para disculpar lo que hizo, todos lo sabemos”. Pero (lo que sufrió) es un poco desproporcionado con lo que algunas personas hacen en este mundo”, confiesa. Durante esta entrevista, Wiggins también recuerda el episodio más traumático de su vida, cuando fue “abusado sexualmente durante tres años” por su primer entrenador, cuando era adolescente.
“Cuando me retiré, comencé a odiar el ciclismo porque culpaba al deporte por mi encuentro con este hombre. Me llevó cinco años aceptarlo. Ahora entendí que nunca habrá un camino claro (…) Me he solucionado En mi opinión, por fin he asumido la responsabilidad de mi propia vida y creo que mis mejores años aún están por llegar”, apoya Wiggins, que primero pensó en negarse. alguna ayuda de Armstrong antes de finalmente cambiar de opinión.