Comunidad Questembert-OBC-Ploërmel. Mascarillas COVID no conformes: sanción reducida para el empresario

Comunidad Questembert-OBC-Ploërmel. Mascarillas COVID no conformes: sanción reducida para el empresario
Comunidad Questembert-OBC-Ploërmel. Mascarillas COVID no conformes: sanción reducida para el empresario
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Justicia

Publicado el 2 de julio de 2024

RENNES, 27 de junio de 2024 (PressPepper) – El Tribunal de Apelación de Rennes redujo, este jueves 27 de junio de 2024, la condena por “engaño” pronunciada contra el director de la empresa La Fabrik à Chapeaux, en Questembert (Morbihan), por vender máscaras que no cumplen con las normas a las autoridades locales durante la pandemia de Covid-19.

Thibaut Moriceau fue condenado inicialmente a dos años de prisión con una “orden de prisión preventiva” por haber engañado a cerca de 200 víctimas, principalmente farmacias y autoridades locales: habían comprado sus máscaras presentadas como “conformes a las normas vigentes” y “controladas” por el las autoridades competentes.

El acusado había vendido precisamente “282.000 mascarillas” entre el 1 de abril y el 31 de mayo de 2020: se suponía que estos artículos estaban “fabricados con tejidos franceses” pero “el 97% de las mascarillas eran productos comerciales de Italia y Polonia”, llegando también tan lejos como para “falsificar” un informe de la Dirección General de Armamento (DGA).

En enero de 2024, el joven empresario de 37 años también fue condenado a un año de prisión por “quiebra” y “abuso de patrimonio empresarial”: por ello deberá indemnizar a sus víctimas con 1,4 millones de euros. Pero apeló su condena por “engaño”: durante la audiencia celebrada el 30 de mayo de 2024 ante el Tribunal de Apelación de Rennes, retiró su recurso basándose en el principio mismo de su culpabilidad porque sólo quería “discutir” la “altura” de su sentencia.

UN MILLÓN DE EUROS DE FACTURACIÓN

De hecho, este padre de un hijo había asegurado al Tribunal de Apelación de Rennes que había “tomado conocimiento” de la situación tras los “intercambios” que mantuvo con los dos tribunales encargados de decidir sobre su suerte. “Creo que soy una persona inteligente, ir a prisión me abrió los ojos”, aseguró.

Lo cierto es que Thibaut Moriceau había sido denunciado ante los servicios de prevención del fraude –la Dirección Departamental de Protección de la Población (DDPP)– porque sus mascarillas presentaban “permeabilidad al aire” y “filtración ineficaz”.

“Con estas ventas se podía poner en peligro la salud de un cierto número de personas que los adquirían”, afirmó el presidente de la 11ª sala penitenciaria del Tribunal de Apelación de Rennes.

El hombre que ha “dirigido un cierto número de empresas” desde los 18 años habría alcanzado, en este caso, una facturación de alrededor de un millón de euros. Thibaut Moriceau, por su parte, consideró haber “vendido a precio de coste” sus máscaras para “participar en el esfuerzo nacional”. Pero “estamos lejos de eso”, lo reformuló el presidente: para afirmar tal cosa se basó en “el precio de coste en Francia”… mientras que la mayoría de sus máscaras procedían del extranjero.

COMUNIDAD DE PLOERMEL, DEL EXPUESTO A BROCELIANDE Y EL MUNICIPIO DE QUESTEMBERT ARRENDATARIOS

“Empecé por el buen camino y me dejé abrumar”, admitió finalmente el treintañero, liberado de prisión el 10 de abril de 2024: ahora trabajador temporal, “se dio cuenta” de que “si tenía que hacerlo otra vez”, deberíamos “nunca más volver a hacerlo así”.

Lo cierto es que en este asunto el dinero público se desperdició colosalmente: Comunidad de Ploërmel había comprado “máscaras por valor de 165.000 euros”, el municipio de Questembert por “28.000 euros” y la Comunidad De L’Oust à Brocéliande (OBC) adquirió “27.000 máscaras” por “un poco menos de 100.000 euros”…

“El esfuerzo nacional”, “la producción local”, todo lo que es pipa, pipa, pipa, por su parte, se había burlado la abogada general. Por ello, pidió al tribunal que “se ponga en el lugar de los cargos electos que pretenden velar por los administrados y, entre ellos, los más vulnerables”, en un contexto sanitario “excepcional”, para exigir la “confirmación” de su condena. en primera instancia en Vannes.

Finalmente, el ex gerente comercial fue condenado a dos años de prisión, la mitad de los cuales fue suspendida en libertad condicional por tres años: deberá trabajar y reparar los daños. La parte firme de su condena ha sido ahora adaptada por el tribunal de apelación: podrá cumplirla en forma de detención domiciliaria bajo vigilancia electrónica (DDSE) y deberá reembolsar a sus numerosas víctimas./CB (PressPepper)

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