REALIDAD TV | Ser más que “Jacob-de-la-isla-del-amor”

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REALIDAD TV | Ser más que “Jacob-de-la-isla-del-amor”
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De vuelta en las obras de construcción de la zona de Granby, Jacob Heiniger admite que le resulta difícil volver a una vida completamente normal.

“¡Dondequiera que voy, todavía me hablan de ello! Incluso en las obras la gente me habla de ello. ¡Es todas las semanas!

— Jacob Heiniger, excandidato por Love Island

Se siente en deuda con el público, porque la gente se toma el tiempo para hablar con él y decirle lo felices que están de conocerlo. Pero incluso hoy, dice, es difícil ser reconocido sólo como “Jacob-de-la-isla-del-amor”.

“Lo que me parece más aburrido es que la gente me asocia con Jacob de Isla del Amor. No Jacob Heiniger. Eso es lo que me cuesta hoy. Viste a una persona en la tele, sí, pero yo no soy 100% como esa persona en la vida real”, lamenta.

La presión es alta

Para Jacob Heiniger, la gestión de las redes sociales es inquietante. Porque no sólo ya no tiene vida privada, sino que la gente no siempre es amable con él.

“Me escriben para decirme que no publico lo suficiente o que podría hacer más historia!” él menciona.

Según él, las redes sociales son un círculo vicioso del que le gustaría salir.

“Sabes, cuando me uní al programa, no era conocido, mi Instagram tenía 500 personas. ¡Ahora tengo más de 25.000! Sí, nos sentimos en deuda”.

— Jacob Heiniger

Después de su aparición en el programa, salir se convirtió en un infierno. Y hoy no es nada mejor.

“Iba a festivales y tenía que irme al cabo de una hora porque estaba saturado de fotos. ¡Pero es una experiencia! Excepto que después de dos años, empezamos a cansarnos de que nos digan: “oye, el chico de La isla del amor”

Jacob Heiniger está muy orgulloso de su carrera en la isla del amor, porque se mantuvo fiel y supo mostrar sus verdaderas emociones. “Si tuviera que hacerlo de nuevo, no cambiaría nada”, afirma. (La Voz de Oriente)

Las personas que participan en reality shows son tratadas como grandes estrellas, pero en realidad también son personas comunes y corrientes que a veces tienen dificultades para manejar determinadas situaciones. Jacob recuerda la época en la que regresó como pareja con Bianka Daoust, quien también participó en la isla del amor.

“¡El año pasado estábamos caminando por Montreal y tuvimos que escondernos en un callejón! No tenía sentido. Era una locura y no sabíamos cómo manejarlo. Nos encerramos en mi habitación del sótano y no salimos más”, cuenta.

Jacob tiene varios amigos que han participado en otros reality shows y confirma que la vida no siempre es mejor en otros lugares.

“Hubo personas a las que siguieron y les ofrecieron bofetadas. Es realmente intenso. Es realmente arriesgado hacer un reality show. Te seguirá por el resto de tu vida”.

— Jacob Heiniger

Distinguir realidad de ficción

Después de su experiencia como isleño en TVA, Jacob ahora siente que tiene que caminar sobre cáscaras de huevo con las nuevas chicas que conoce.

“Si los decepcionamos en un pequeño asunto, parecerá que hemos arruinado todo lo que pensaban de ti. […] Cuando viene a conocerte, espera que seas como en la televisión”, explica.

Agrega que muchas veces terminan respondiéndole: “¡Ah! No pensé que fueras así”.

“Mostré mis verdaderas emociones en la televisión, creo que la gente todavía me reconoce por eso”, explica Jacob Heiniger. (La Voz de Oriente)

Estar en un reality show, dice, significa estar aislado del mundo exterior con todo lo que eso conlleva. “Las emociones se amplifican cien veces. Me he emocionado cien veces. Me abrí cien veces. Estuve principal veces cien. En la vida real no soy así, soy tranquilo y más reservado.

También creía que tener una relación con alguien que había recorrido el mismo camino que él le habría ayudado a encontrar estabilidad.

“Me dije a mí mismo que ella había hecho lo mismo que yo y que me entendería. Pero la visibilidad de la pareja sigue siendo grande, la presión sigue siendo grande y eso no es lo que quiero”.

Quiere conocer a alguien que no esté en las redes sociales y “en un mundo ideal, que nunca lo hubiera visto en televisión”. Pero todavía no está listo para encontrar el amor nuevamente.

Una lección de vida

A pesar de los inconvenientes, el paso de Jacob a la isla del amor le dio una gran lección de vida. “Está bien ser vulnerable en la vida. No es porque seas un hombre que tengas que guardarlo todo dentro”, señala.

“Me gustaría que los hombres respetaran a las mujeres y se respetaran a sí mismos también”, añade.

Jacob Heiniger no se arrepiente, aunque admite haber dicho que no, en ocasiones, cuando le preguntan si fue él quien participó en el reality show. El consejo que da a las personas que quieran hacerlo es que esperen hasta tener más de 25 años.

“Más joven, todavía no te conoces a ti mismo. El nivel de madurez no está en arriba. Lo que vas a representar en la televisión es lo que vas a representar el resto de tu vida. Te seguirá toda tu vida. Las secuencias de vídeo permanecen”.

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