No tiene sentido posponer las cosas: la descarbonización es imperativa. Aunque todo parece conducir al fatalismo, es fundamental no desanimarse ni retrasar las acciones necesarias. La descarbonización de la industria representa un desafío estratégico urgente para el futuro.
Debido a las numerosas y devastadoras inclemencias del tiempo, los ciudadanos están motivados a actuar por el clima y el medio ambiente y temen que, si no actúan, se encontrarán en callejones sin salida como en Valencia, entre otros.
Sin embargo, hoy en día parece obvio que las empresas quieren dar la mejor imagen de sí mismas ya sea para atraer candidatos, o para retener a sus empleados y fortalecer su relación de confianza. Pero, sobre todo, conseguir inversores y socios que favorezcan las prácticas sostenibles en sus elecciones.
Decisiones ya tomadas
Frente al cambio climático, la Unión Europea, a través del Acuerdo de París, el Pacto Verde Europeo y el “Fit for 55”, se ha fijado el objetivo de convertirse en el primer continente neutro en carbono de aquí a 2050. En 2015, el gobierno francés adoptó el nivel nacional de bajas emisiones -Estrategia de carbono para una Francia neutral (SNBC), Estrategia nacional baja en carbono, que define la contribución de Francia a la neutralidad global.
Industria y carbonatación en Francia
Responsable del 20% de las emisiones de GEI en Francia, la industria francesa quiere reducir las emisiones un 35% para 2030 y un 81% para 2050 en comparación con 2015 (Fuente: ecologie.gouv.fr, julio de 2022). Para ello, apuesta por la eficiencia energética, las energías renovables y la valorización (EnR&R), así como por el uso de materiales procedentes del reciclaje (acero, aluminio, vidrio, papel y cartón y plásticos).
¿De dónde provienen las emisiones nocivas?
Dos tercios de las emisiones de GEI del sector provienen de sectores muy intensivos en energía, como la producción de acero, cemento o petroquímicos. El 77% de los gases de efecto invernadero provienen de la quema de combustibles fósiles. Ciertas zonas geográficas, marcadas por una intensa actividad industrial, concentran estas emisiones: Altos de Francia, la región Sur y las orillas del Sena o del Ródano. Por lo tanto, para lograr la neutralidad de carbono en 2050, la descarbonización de la industria es una prioridad.
Oportunidades económicas para la empresa.
Lograr ahorros, en particular mediante una mayor eficiencia energética y la racionalización del consumo de energía, proporcionará a las empresas una clara ventaja competitiva.
De este modo, desarrollará su competitividad y, en particular, el impacto de las emisiones de CO2 en el precio de los productos. Al invertir en fuentes de energía renovables, la empresa puede mitigar los riesgos asociados con la volatilidad de los precios de los combustibles fósiles. Y esto está lejos de ser un detalle.
La descarbonización de la industria, en pocas palabras
La descarbonización es, según el Ministerio de Economía, Hacienda y Soberanía Industrial y Digital, “el conjunto de medidas y técnicas para reducir las emisiones de dióxido de carbono”. Reúne así todos los medios mediante los cuales una organización puede reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), de modo que sean absorbidas por la atmósfera o por los sumideros naturales de carbono de nuestro planeta.
4 tecnologías disruptivas para descarbonizar la industria Para iniciar su transición ecológica, la industria apuesta por 4 tecnologías disruptivas:
- Hidrógeno bajo en carbono o hidrógeno “verde”. Obtenido principalmente del agua y la electricidad, el hidrógeno libre de carbono se posiciona como un sustituto de los combustibles fósiles en procesos químicos o siderúrgicos.
- La biomasa. La biomasa incluye materiales orgánicos que pueden utilizarse como fuentes de energía. Provienen de diversos orígenes como la silvicultura, la agricultura y distintos tipos de residuos. Se utiliza para generar calor a altas temperaturas.
- Electrificación de procesos. La electrificación de procesos concierne a todos los sectores industriales. Este proceso diversificado incluye la electrificación de energías renovables (eólica, solar, hidráulica) o la energía nuclear.
- Captura, almacenamiento y utilización de carbono (CCUS). La captura y almacenamiento de carbono consiste en capturar el CO2 emitido por procesos industriales y almacenarlo en lo profundo de formaciones geológicas, evitando así su liberación a la atmósfera y contribuyendo a la lucha contra el calentamiento global.
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