Decenas de aviones de combate israelíes atacaron durante la noche varias instalaciones estratégicas en Yemen, incluidas la capital Saná y el puerto de Hodeida, lo que marcó una escalada significativa en la respuesta de Israel a los ataques hutíes. Esta operación, prevista desde hace varias semanas, se produce una hora después de la interceptación de un misil balístico hutí que había activado sirenas de alerta en el centro de Israel. Entre los objetivos se encontraban dos importantes centrales eléctricas, Haziz y Dhaban, así como una instalación petrolera en Ras Issa, lo que provocó cortes de energía masivos en áreas controladas por los hutíes proiraníes. Según informes locales, al menos nueve personas murieron en los ataques.
“A quien levante una mano contra Israel se le cortará la mano. Quien nos golpee será golpeado siete veces más fuerte”, dijo el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, desde el centro de mando de la fuerza aérea. “No toleraremos ataques con misiles contra Israel ni la interrupción de las rutas marítimas”.
En respuesta, el alto funcionario hutí Hizam al-Assad publicó un mensaje en hebreo en las redes sociales: “Tel Aviv no será segura mientras continúen el asedio y los ataques contra nuestro pueblo en Gaza”.
Los ataques representan la tercera operación israelí en Yemen desde el inicio del conflicto, pero la primera dirigida a Saná. La operación requirió el reabastecimiento de combustible en vuelo de los aviones de combate. El portavoz de las FDI, general Daniel Hagari, destacó que “los hutíes, guiados y financiados por Irán, se han convertido en una amenaza global a través de sus ataques a la navegación internacional en el Mar Rojo”.
El ataque se produce después de ocho intentos de ataques hutíes contra Israel este mes, incluidos dos en los últimos tres días, lo que indica un aumento de las tensiones en la región.
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