A diferencia de los teléfonos inteligentes o las computadoras, la ley no exige que los fabricantes supervisen las actualizaciones de los televisores a largo plazo.
Los televisores conectados (Smart TV) son mucho más que simples pantallas. Todos tienen un sistema operativo, como los ordenadores o los smartphones. Y cada fabricante implementa, con mayor o menor regularidad, actualizaciones para corregir errores, mejorar determinadas funciones, tapar vulnerabilidades de seguridad o enriquecer sus dispositivos con nuevas posibilidades.
Desde hace muchos años los televisores no cuentan con una sola actualización importante del sistema. Con el paso de los años, se han vuelto cada vez más obsoletos, prohibiendo, por ejemplo, añadir aplicaciones demasiado recientes. Sin embargo, las cosas están cambiando.
Samsung y LG finalmente están comenzando
A principios de año, el gigante coreano LG anunció que sus televisores con webOS, su sistema operativo interno, se beneficiarían ahora de cinco años de actualizaciones. Una decisión que se dirige, por supuesto, a los televisores más recientes, pero también a determinados modelos anteriores. Un buen paso adelante para la durabilidad de estos dispositivos.
Un ejemplo seguido recientemente por el otro gigante coreano, Samsung. El pasado mes de agosto, el fabricante anunció que prometía una monitorización de software más seria para sus televisores. Indicó que su sistema Tizen OS, instalado en sus televisores, se beneficiaría de siete años de actualizaciones. Una política que se aplica a los dispositivos lanzados desde el año pasado y, por supuesto, a gamas futuras.
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Actualizaciones a criterio de los fabricantes.
Por otro lado, para los televisores que ejecutan Android TV/Google TV y Fire TV, el sistema de Amazon, el seguimiento por software es una historia diferente. Estos sistemas se utilizan bajo licencia. Tanto Google TV como Amazon Fire TV se benefician de actualizaciones con bastante regularidad para aprovechar nuevas funciones. Sin embargo, al igual que ocurre con los teléfonos inteligentes, corresponde a cada fabricante implementar, o no, la nueva versión propuesta.
En Francia, la ley antidesperdicio exige que se informe a los consumidores sobre el tiempo durante el cual las actualizaciones de software proporcionadas al comprar el artículo siguen siendo compatibles con el uso normal del dispositivo. Fija esta duración mínima en dos años. En 2025, los televisores deberán mostrar un índice de durabilidad que tenga en cuenta las actualizaciones. Por ahora se trata de confiar en que el fabricante tendrá un dispositivo actualizado durante el mayor tiempo posible.
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