En un informe que acaba de publicarse y que reúne varias decenas de testimonios, la ONG Human Rights Watch se muestra alarmada por la práctica de la violación que se ha vuelto sistémica.
Una situación que sigue empeorando y que hace que la vida de las mujeres en Puerto Príncipe y su región sea un infierno. Según los trabajadores humanitarios presentes en el lugar, las agresiones sexuales se han convertido en algo habitual y los residentes casi se han resignado a ello. “Me violaron, pero al menos no me mataron”así testifica una de las víctimas entrevistadas por Human Rights Watch.
En un país plagado de inestabilidad política crónica, donde las pandillas han tomado el control de la gran mayoría de las zonas de la capital, las mujeres no tienen refugio. El uso de la violación es sistémico, permanente, automático, de día y de noche, en la calle, en casa o en centros de refugiados.
Una estrategia de terror que se puede resumir en una cifra: aumento del 1.000% en los casos de agresiones sexuales contra niños en 2023 y ninguna esperanza de reparación, porque el sistema de justicia haitiano es inoperante. En Puerto Príncipe, la impunidad es la norma para los violadores y las asociaciones no bastan, por sí solas, para compensar la ausencia del Estado. Human Rights Watch llama a fortalecer las capacidades de la policía haitiana y reactivar urgentemente los centros de salud y hospitales, para no dejar solas a las víctimas ante estos ataques.
Archivo firmado Lila Okinuorapara ser escuchado íntegro en la edición de hoy.
Testimonio exclusivo: la historia de la masacre del muelle Jérémie
Un testigo directo informa a RFI que el primer día de la increíble matanza de violencia que tuvo lugar en el muelle Jérémie, el líder de la banda Micanor Altès organizó un simulacro de juicio en el que se reunieron entre 200 y 300 personas, obligadas a desfilar delante de él una por una y a defenderse de las acusaciones de brujería.
“¿Eres un malhechor, practicas magia negra? » : El viernes 6 de diciembre por la tarde, más de 75 personas fueron alejadas de la multitud, con las manos atadas a la espalda y, según nuestras fuentes, ejecutadas personalmente por Micanor Altès y quemados sus cadáveres.
La masacre se reanudó el sábado por la mañana con redadas en serie, hasta 60 muertos en un día, asesinados a machetazos, incendiados restos y se consideraba que la mayoría de las personas mayores de 60 años practicaban el culto vudú.
Nuestras fuentes confirman que la matanza nació en la mente de Micanor Altès después de la enfermedad y luego de la muerte de su recién nacido, resultado según él de una maldición orquestada por fuerzas ocultas. Para deshacerse de él, afirmó haber pasado un “tratar con el diablo” al que se refirió varias veces.
Después de ordenar a la aterrorizada población del muelle Jérémie permanecer enclaustrada en sus casas bajo pena de muerte, los hombres de Micanor anunciaron el lunes por la tarde por megáfono que la masacre había terminado y que la vida podía volver a la normalidad. Micanor Altès ya había perpetrado este tipo de abusos en el pasado, matando al menos a una decena de personas por motivos similares. El balance provisional de la masacre ocurrida el pasado fin de semana asciende, según la ONU, a al menos 184 muertos.
Uruguay, punto de salida de cocaína hacia Europa
Uruguay acaba de adquirir un nuevo presidente, clasificado de izquierda y elegido después de una campaña en la que se habló mucho de seguridad y narcotráfico. El país, conocido en el pasado como un remanso de paz en América Latina, se ha convertido involuntariamente en una escala en la ruta del tráfico de cocaína hacia Europa.
Noticias del extranjero con nuestros compañeros de 1era
En Martinica, el aeropuerto internacional Aimé Césaire de Fort-de-France se está ampliando y modernizando.
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