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Cada año, el día de Santa Catalina, los cargos electos del municipio de Ariège plantan un árbol que les importa.
Francis Laguerre ha sido alcalde durante cuatro mandatos. Cada 25 de noviembre instauraba lo que se ha convertido en una tradición. Ese día es la puesta en práctica del dicho: “En Santa Catalina, toda madera echa raíces”. El alcalde explica: “Gracias al Parque Natural Regional, hemos recibido una subvención de equipamiento rural de 4.000 euros para nuestras acciones relacionadas con la biodiversidad, el mantenimiento de las terrazas a lo largo del Ariège, los senderos forestales y el jardín compartido”.
Entre estas acciones destaca la plantación de árboles, como explica el primer concejal: “Para el día de Santa Catalina, nos hemos acostumbrado a que cada nuevo concejal plante el árbol de su elección. El Covid no permitió que esto se hiciera al inicio del mandato. No faltan lugares para plantar, siempre y cuando el árbol esté feliz de crecer allí. »
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Entre los asesores, describe el alcalde, Sophie optó por plantar vides de Chasselas a cambio de un tartar; Lionel optó por la higuera, en honor a los mayores, y por compartir los higos que rebosan en los caminos. Aurore eligió el cerezo con piedras grandes, como las de Ciraret. Sandrine deseaba que en la aldea de Pech hubiera un viejo manzano. Pascal plantó un castaño en Pech, recordando la castaña y la preeminencia de este árbol en Ariège. Edouard eligió el olivo porque le recuerda los cuerpos de agua que frecuentaba, en las afueras de Ariège.
Este año, Jean-Pierre Casta plantó un olivo, símbolo de paz, prosperidad, esperanza y longevidad. El árbol está plantado entre el ayuntamiento y el nuevo edificio municipal, junto al llamado tilo de la Revolución porque fue plantado en 1989.
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