Siddique Khodabocus, presidente de la Asociación de Pequeños y Medianos Importadores de Productos Farmacéuticos
El manifiesto electoral de la Alianza por el Cambio incluye varias medidas para el sector farmacéutico, incluida la gratuidad de medicamentos cuando no están disponibles en los hospitales y la importación paralela. Siddique Khodabocus considera que estas propuestas son prometedoras, pero se muestra cauteloso. Le gustaría conocer los detalles de su implementación antes de tomar una decisión.
En el manifiesto electoral de la Alianza para el Cambio hay una medida relativa a la creación de un sistema gratuito para los medicamentos recetados que no están disponibles en los hospitales. ¿Qué opinas?
En primer lugar, quisiera felicitar al nuevo gobierno por su victoria. Ahora que los efectos del anuncio han pasado, es hora de trabajar en la implementación de las medidas. Esperamos que el ministro tenga en cuenta a todos los actores del sector. En cuanto a los medicamentos gratuitos, es crucial entender cómo se implementará. Surgen cuatro preguntas fundamentales: ¿qué categoría de pacientes se beneficiará? ¿Qué tipos de medicamentos se verán afectados? ¿Quién será el responsable de recetar estos medicamentos? ¿Y cómo se realizará la distribución?
Es necesario apuntar a esta medida, porque la gente tiene los medios para obtener medicamentos y no tiene sentido ofrecérselos gratuitamente. Otros ya tienen seguro. Además, es bien sabido que ciertos médicos tienen afinidades con los laboratorios y que algunos ejercen tanto en el sector público como en el privado. Por tanto, existe el riesgo de que el público prescriba medicamentos no disponibles o caros, en beneficio de determinados laboratorios. Finalmente, es fundamental garantizar que las farmacias cercanas al suministro eléctrico no sean las únicas que obtengan contratos para atender estas recetas del sistema público.
Antes de emprender la tarea de crear un nuevo sistema, ¿no deberíamos poner en orden el existente?
¡Tenemos que empezar con las licitaciones! En primer lugar, es necesario establecer criterios claros sobre quién puede ser oferente, ya que no cualquiera puede participar. Estamos hablando de la salud de la población. Por lo tanto, las convocatorias deben limitarse a postores con experiencia en el campo y un historial propio. Se debe definir una lista de proveedores precalificados con criterios específicos. También deberían revisarse los criterios de selección, ya que algunos países como Pakistán, Egipto y Bangladesh, que tienen muy buenos laboratorios, actualmente sólo pueden presentarse en una única categoría donde los productos son mínimos.
En cuanto a las licitaciones internacionales, es fundamental excluir a los postores que no estén representados por un mayorista local, porque si surgen problemas, es difícil saber a quién acudir. Además, ¿sabías que este es el caso en Madagascar? Allí no cualquiera puede participar en licitaciones de medicamentos. Los productos deben estar registrados en una organización, y esto implica todo un procedimiento que incluye la presentación de documentos y análisis de calidad. En Madagascar, sólo se pueden presentar productos registrados y, para registrarse, es necesario pasar por análisis antes de calificar. Otro imperativo es hacer que el proceso sea más transparente. Actualmente sabemos a quién se le adjudicó el contrato, pero no sabemos de qué laboratorio proceden los productos. Por lo tanto, es imposible verificar la historial y saber si este laboratorio alguna vez ha tenido problemas con la calidad de los medicamentos.
Finalmente, es necesario contar con departamentos funcionales con roles bien definidos. No podemos tener superfuncionarios que sean responsables del registro de productos, la inspección, la autorización de importación y que se sienten en el Junta de Farmacia mientras gestionan todo ellos mismos, sin pasar por los directores. Necesitamos encontrar un equilibrio entre profesionales, trabajadores sanitarios y funcionarios públicos.
El manifiesto también prevé un organismo regulador para analizar los medicamentos. ¿Es esto necesario?
Esto es esencial. No tiene sentido evaluar los medicamentos únicamente basándose en documentos. Es fundamental poder probar el ingrediente activo. Déjame contarte lo que ya pasó cuando yo era farmacéutico comunitario. La historia trata sobre el atenolol, un fármaco utilizado para tratar la hipertensión. En un momento dado, el hospital recetaba 50 mg a los pacientes, pero cuando hubo escasez de existencias, los pacientes acudieron a las farmacias. Hubo varias quejas de que los 50 mg que les suministramos, de otro laboratorio, eran demasiado fuertes. Entonces tuvimos que darles 25 mg, que les convenía mejor. Esto significa que, en el sector público, un medicamento que se suponía debía comprarse a un precio de 50 mg en realidad se acercaba más a los 25 mg. Esto demuestra que a veces, para mantener los precios bajos, los fabricantes hacen concesiones en materia de calidad. Si probáramos sistemáticamente los medicamentos para identificar la concentración del ingrediente activo, tales situaciones no surgirían. Por supuesto, no es posible analizarlo todo, pero sí se podrían probar muestras desde el principio. Además, debería implantarse un sistema de análisis aleatorio. Cuando los fabricantes sepan que sus productos pueden probarse en cualquier momento, trabajarán más duro para cumplir con los estándares.
Llevan más de una década pidiendo autorización para la importación paralela de medicamentos…
Si esto realmente se implementa, será una verdadera revolución. Permítanme explicarles simplemente lo que esto implica. Cuando un laboratorio desarrolla un fármaco, éste es el fármaco de referencia. Este mismo laboratorio puede producir este medicamento en otros países, donde los costos de producción son menores, lo que permite ofrecerlo a un precio menor. Estos costos se pueden reducir hasta en un 45% en comparación con la producción inicial. Así, la importación paralela permitirá bajar los precios, ofreciendo una solución concreta contra el elevado coste de los medicamentos. Además, promoverá la competencia, lo que conducirá a precios aún más bajos.
Otro problema que esto ayudará a resolver es la escasez recurrente de ciertos medicamentos. Tomemos el ejemplo del paracetamol: durante la escasez de existencias en Francia, el medicamento todavía lo producía el laboratorio de otro lugar. La importación paralela habría permitido a Mauricio no sentir esta carencia. Sin embargo, es fundamental contar con un laboratorio de pruebas competente para garantizar la calidad de los productos importados. También es imperativo pensar detenidamente sobre la implementación de este sistema. Permitir que sólo el importador del producto de referencia importe desde otros países sin un marco adecuado sería ineficaz. La competencia es esencial para proteger a los consumidores. En cuanto a la adjudicación de contratos, es necesario establecer criterios más allá de la oferta más baja. Por ejemplo, el 70% del contrato podría adjudicarse al postor más bajo y el 30% al postor más bajo. “segundo” oferta. Esto ayudaría a evitar la escasez, ya que los propios fabricantes a veces enfrentan dificultades que retrasan la cadena de suministro. Con un sistema de este tipo, siempre habría existencias de reserva para la población, incluso en caso de retraso por parte de uno de los contratistas.
Pero para compensar el aumento de los precios ya existe el “margen regresivo”. ¿No es eso suficiente?
No cambió nada. En primer lugar, los márgenes de beneficio en Mauricio ya son mínimos. Tomemos el ejemplo de Madagascar: un mayorista obtiene un margen de beneficio del 25 al 35%, mientras que un minorista oscila entre el 30 y el 35%. En Mauricio, los márgenes son mucho más bajos: un mayorista obtiene entre el 7% y el 8%, y un minorista, el 17%. Para ciertos productos regidos por la margen regresivoel margen puede incluso reducirse en un 5%. Por lo tanto, eliminar estos márgenes de beneficio tendría sólo un impacto limitado, ya que los precios siguen aumentando, debido a la continua devaluación de la rupia, el aumento de los costos de transporte y la alta inflación en los países productores. Una vez más, la solución reside en la importación paralela. También es importante concienciar sobre los productos genéricos, que cuestan entre un 50% y un 60% menos que los medicamentos estándar. Los farmacéuticos tienen la posibilidad de sustituir determinados medicamentos por genéricos cuando la receta lo permite, pero esto requiere la aceptación del paciente. Por último, sería prudente considerar un sistema contributivo de reembolso de medicamentos en el sector privado.
Otro tema sobre el que usted ha hablado mucho es la plataforma de la Autoridad Tributaria de Mauricio para controlar las drogas psicotrópicas. ¿Ha habido alguna novedad?
No, el problema persiste. Sigue siendo incomprensible por qué sólo se ven afectadas las farmacias privadas, mientras que en el sector público también se recetan psicofármacos. Es crucial proteger la confidencialidad del paciente y es necesario que el control comience por los médicos. Esto proporcionaría una mejor visibilidad de los pedidos de conveniencia. Además, esta plataforma de seguimiento en ningún caso deberá ser gestionada por la ARM. Sería preferible que fuera gestionado internamente por el ministerio, dentro de una unidad específica.
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