El ministro israelí de Seguridad Nacional da un nuevo paso. El racista Itamar Ben-Gvir quiere silenciar el adhan, la llamada musulmana a la oración que resuena en las mezquitas. ¿Su razón? El ruido “molestaría” a los israelíes que viven cerca.
En concreto, la policía ahora podrá confiscar los altavoces e imponer multas. Una directiva que enciende la pólvora en un contexto ya explosivo.
“Es una cuestión de sentido común”, dijo el sábado en el X, ordenando a las fuerzas del orden que confiscaran los altavoces de las mezquitas e impongan multas a los infractores. Una decisión tomada junto con su colega Idit Silman, que denuncia “una sólida anarquía”.
La medida encendió la pólvora. “Ben-Gvir está jugando con fuego”, protesta Mansour Abbas, de la Lista Árabe Conjunta. Incluso dentro de las filas de la Knesset, las críticas abundan. “Este alborotador sólo parará cuando todo explote”, alarma el diputado Gilad Kariv.
Esta nueva provocación se inscribe en una serie de acciones provocadoras del ministro de extrema derecha, que ya había provocado un escándalo en agosto al evocar la construcción de una sinagoga en la Explanada de las Mezquitas, afirmación inmediatamente desmentida por el gabinete de Netanyahu.
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