“Construir de manera diferente”: un mes después de las inundaciones que devastaron el sureste de España, la prioridad de las autoridades es reconstruir lo más rápido posible, pero los especialistas invitan a repensar los desarrollos, integrando más naturaleza y trasladando los barrios en riesgo.
“El grado de destrucción y ruina ha sido histórico” en la Comunidad Valenciana, donde casi 80 localidades resultaron afectadas por las lluvias torrenciales del 29 de octubreseñala el Consejo Superior del Colegio de Arquitectos (CSCAE) de España.
El episodio meteorológico dejó ciudades desfiguradas, infraestructuras fuera de servicio y costó la vida a al menos 230 personas, principalmente en la Comunidad Valenciana (222 muertos), por lo que la peor catástrofe natural en el país desde las inundaciones que mataron a 300 personas en Andalucía en 1973.
Regreso a “la ciudad compacta”
Para la presidenta del Colegio de Arquitectos Marta Vall-Llossera, la reconstrucción debe “realizarse con empatía, rigor técnico y mucha responsabilidad”. “Dado que el calentamiento global hace que los fenómenos meteorológicos sean cada vez más intensos y frecuentes, la arquitectura tendrá un papel importante”, continúa. “Por tanto, tendremos que construir de otra manera”, insiste el arquitecto, que aboga por un retorno a “la ciudad mediterránea tradicional y compacta”.
En el área metropolitana de Valencia, La expansión urbana de los años 1960 incrementó la artificialización del suelo.aumentando su vulnerabilidad a las inundaciones, debido a que el hormigonado impide la absorción de agua. En Paiporta, considerada el epicentro del desastre, las carreteras principales, por ejemplo, se transformaron el 29 de octubre en torrentes de barro, arrasando con todo a su paso.
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“Debemos intentar renaturalizar las ciudades, reducir el uso del coche, hacer que los adoquines sean menos duros y más permeablescon un mejor comportamiento ante el calor intenso y las lluvias torrenciales”, afirmó Vall-Llossera en una entrevista con la AFP.
En el caso de la Comunidad Valenciana, ya existe un plan de actuación territorial en materia de prevención del riesgo de inundaciones: aprobado en 2003, pero “no tiene efectos retroactivos” y no es vinculante, explica María Jesús Romero Aloy, experta en derecho urbanístico y Profesor de la Universidad Politécnica de Valencia.
Edificios a eliminar
Según los datos de este plan, la Comunidad Valenciana representa el 5% del territorio nacional en riesgo de inundación pero ha soportado el 20% de los episodios de fuertes lluvias en los últimos diez años. El mayor riesgo de inundaciones se concentra en el 12% del territorio regional, es decir, 270.000 hectáreas, y afecta a 600.000 habitantes.
En esta área, la autoridad regional recomienda que los propietarios dispongan de “una escalera interior con acceso al tejado y puertas y ventanas estancas de 1,30 metros”. Pero para María Jesús Romero Aloy hay que hacer más, “repensar el modelo territorial y plantearse eliminar edificios o instalaciones que presenten un alto riesgo”.
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Hoy en día, un propietario tiene derecho a reconstruir su parcela inundada, incluso si está situada en una zona de alto riesgo. El único recurso para impedirlo es la “expropiación forzosa”, como ocurrió en 2019 en Onteniente, un municipio situado a unos 85 km al sur de Valencia, del que “se eliminó un barrio” y se transformó en un parque inundable, recuerda el abogado. Pero los alcaldes se muestran “reacios a expropiar” porque se trata de “una decisión política complicada” a la que se suma “la escasez de viviendas”, subraya.
“Barreras naturales”
Sin embargo, un mes después de las trágicas inundaciones del 29 de octubre, “hay una concienciación entre los tomadores de decisiones”, analiza Federico Jesús Bonet Zapater, asesor territorial en Valencia en obra civil, canales y puertos.
“Por fin se estudiarán los proyectos de construcción de presas o de desvío de canales que están sobre la mesa desde hace algún tiempo”, se alegra el ingeniero, que aboga por “mejores Coordinación de regulaciones entre las autoridades centrales y regionales. ».
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El abandono, previsto por los electos locales, de “la expansión industrial y el crecimiento urbano desenfrenado es una fábula”, vaticina sin embargo Rafael Delgado Artes, especialista en planificación territorial y prevención de riesgos. En su defecto, este profesor forestal aboga por “barreras naturales” para minimizar los daños, como reforestación para “amortiguar el flujo”espacios intermedios de desbordamiento de ríos o incluso “lechos artificiales para desviar ríos de los centros de las ciudades”.
En la ciudad de Valencia, a salvo de las últimas inundaciones, el río que cruza la ciudad se había desviado después de un mal tiempo destructivo en 1957. Y en lugar del Turia, seco en el centro de la ciudad, hoy existe un parque urbano de 110 hectáreas.
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