A partir de febrero de 2025, esta ayuda ascenderá a 20 euros mensuales para los estudiantes no becados y a 40 euros para los becarios, es decir, 90 céntimos y 1,80 euros diarios, respectivamente.
Una respuesta parcial a la precariedad estudiantil
Estas medidas forman parte de la ley Lévi, destinada a garantizar el acceso a comidas a precios sociales para los estudiantes de campus remotos. Esta iniciativa es recibida con cierta expectación por las decenas de miles de estudiantes que, por no poder acceder a comidas a 1 euro o 3,30 euros, se ven obligados a pagar el precio completo o saltarse comidas.
Montos ínfimos ante la emergencia
Sin embargo, esta ayuda rápidamente generó críticas. Las cantidades asignadas –menos de un euro por día para los no becarios y menos de dos euros para los becarios– se consideran insuficientes para cubrir las necesidades de los estudiantes. Hoy en día, el 20% de los estudiantes dicen que no tienen suficiente para comer y las colas en las tiendas sociales de alimentación siguen aumentando. La falta de recursos es tal que muchos jóvenes se saltan una media de 3 comidas y media a la semana.
Medidas sin consulta con los principales actores
También se destacó la falta de consulta a los estudiantes. Estos últimos, que hubieran deseado ser consultados sobre las condiciones de la ayuda, subrayan que estos anuncios no responden a la realidad sobre el terreno. La Fage (Federación de asociaciones generales de estudiantes) y Anepf (Asociación nacional de estudiantes de farmacia de Francia) nos recuerdan que el Estado debe demostrar un compromiso real para luchar contra la precariedad estudiantil.
La reforma del mercado de valores en suspenso: el tiempo se acaba
Las organizaciones estudiantiles también destacan la necesidad de una reforma de las becas, un tema que se ha ido postergando año tras año. “Los estudiantes de farmacia se ven obligados a trabajar para estudiar” explica Valentin Masseron, portavoz de Anepf. Una situación que revela el alcance de la precariedad en determinados sectores, donde los estudiantes tienen que compaginar estudios y trabajos precarios.
¿La solución? Más restauración de Crous y más ayudas.
Ante estos desafíos, Fage y Anepf piden una ampliación de la red Crous, así como colaboraciones con otras estructuras de restauración en estos campus deslocalizados. Además, requieren un aumento sustancial de las ayudas actuales, consideradas insuficientes dadas las realidades económicas a las que se enfrentan los estudiantes.
Las organizaciones estudiantiles insisten en la urgencia de una respuesta política ambiciosa para garantizar el éxito de las generaciones más jóvenes y frenar la creciente precariedad en los campus.
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