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Si bien el turismo en Barcelona siempre ha sido bastante joven –con una edad media de 34 años–, en los últimos años ha surgido una tendencia paralela: el turismo senior.
Barcelona no ha envejecido uno, sino varios. En los últimos años, cada vez son más los turistas senior que acuden a la ciudad, atraídos por su gastronomía y cultura. Turistas premium que también son muy populares entre el sector turístico local.
Tienen una media de 66 años y el año pasado representaron el 8,1% del turismo de la ciudad, dos puntos más que en estudios anteriores, según el Observatorio del Turismo de Barcelona. Una nueva afluencia de personas mayores que se explica en parte por cambios demográficos: vivimos cada vez más viejos y con mejor salud, lo que deja más espacio para viajar durante los últimos años de vida.
Pero también a las nuevas directrices turísticas del ayuntamiento, más centradas en la calidad, se debe esta repentina popularidad de la ciudad entre las personas mayores. Vienen por la calidad del transporte público, la oferta cultural y la gastronomía, tres áreas ampliamente destacadas por la oficina de turismo de Barcelona. Este verano, la Copa América también atrajo en gran medida a mayores de 60 años de todo el mundo, que vinieron a presenciar la regata más legendaria del mundo.
Estos veraneantes suponen un beneficio para el sector: sus estancias son más largas (seis noches), los gastos son sensiblemente superiores a la media y siete de cada diez personas se alojan en hoteles, sobre todo de 4 y 5 estrellas. Particulares con carteras bien surtidas que suelen venir en pareja y practican turismo fuera de temporada y fuera del centro de la ciudad, contribuyendo a descongestionar el centro de la ciudad y la estacionalidad.
La edad de plata del turismo
Estos llamados viajeros “plateados” (argén en francés, en relación con el color del pelo) son muy populares entre el sector turístico de la capital del condado. En parte gracias a su gasto, que es superior en todos los sentidos al de los turistas más jóvenes.
De hecho, las personas mayores gastan casi el doble en transporte (610 euros) que el turista local medio. También se mete más dinero en el bolsillo para alojamiento, 116,65 euros por noche frente a los 84,18 euros de media. E incluso sus gastos diarios son tres euros superiores a la media, unos 94,2 euros. Una generosidad que se explica por la edad, porque si la sabiduría no espera el número de años, la riqueza, en general, sí.
Y no es probable que esta ola gris pierda fuerza, ya que la tendencia mundial apunta en gran medida hacia el envejecimiento de la población. Parece que la nueva época dorada del turismo será más bien plateada.
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