Breytenbach publicó una cincuentena de libros a lo largo de su vida, entre ellos “La verdadera confesión de un terrorista albino”, el más conocido, extraído de su estancia en prisión, y numerosos volúmenes de poesía, escritos principalmente en su lengua materna, el afrikaans.
“Inmenso artista, activista contra el apartheid, luchó hasta el final por un mundo mejor. Naturalizado francés en 1982, tras salir de prisión, vivió en París, aunque regresaba regularmente a Sudáfrica”, según su novia.
El escritor pasó siete años detenido en Sudáfrica, a donde regresó ilegalmente en 1975, incluidos dos años en régimen de aislamiento. Sólo a su hermano mayor, un comandante de las fuerzas especiales del ejército del apartheid, se le permitió verlo.
El presidente francés, François Mitterrand, ayudó a conseguir su liberación en 1982. Luego, Breytenbach regresó a Francia, donde obtuvo la ciudadanía.
Fue nombrado caballero de la Legión de Honor y com
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“Rebelde de corazón tierno”
Breyten Breytenbach nació en 1939 en Bonnievale, una pequeña ciudad de la provincia del Cabo (suroeste).
Nunca tolerará la segregación en su país, que abandonó a los 20 años, abandonando sus estudios literarios en la Universidad de Ciudad del Cabo. Tras una serie de trabajos ocasionales en varios países europeos, se instaló en París.
Tras establecerse en Francia, en 1963 se casó con Yolande Ngo Thi Hoang Lien, de origen vietnamita. Sin embargo, siguió viajando regularmente a Sudáfrica, donde los matrimonios interraciales estaban prohibidos y castigados con prisión.
“Sus palabras, sus pinturas, su imaginación y su resiliencia seguirán guiándonos”, afirmó Daphnée Breytenbach.
“Deja un enorme vacío. Fue la persona más excepcional que he conocido. Estoy inmensamente orgullosa de llamarlo mi padre”, añadió luego en Instagram.
En un comunicado de prensa, el ex ministro francés de Cultura, Jack Lang, dijo que estaba “muy triste al enterarse de la desaparición de (su) amigo, el poeta, pintor y magnífico escritor sudafricano Breyten Breytenbach”.
“Un rebelde de corazón tierno, participó en todas las luchas por los derechos humanos (…) Sudáfrica, esta nación arcoíris tan querida por Nelson Mandela, le debe mucho”, afirmó Lang, elogiando su “. francés impecable” y “su obra literaria rara, intransigente y refinada (que) siempre mantiene una mirada crítica sobre los errores del mundo”.
“Iluminador de conciencias, Breyten Breytenbach seguirá siendo una luz de nuestra imaginación y un ejemplo de lucha a favor de todas las libertades”, concluyó el ex ministro.
De rostro demacrado y barba espesa, el escritor francés naturalizado, conocido por su ira violenta, había mantenido intacta su capacidad de indignación tras la llegada de la democracia multirracial en 1994 en Sudáfrica.
Rápidamente se mostró decepcionado por la nueva élite, a la que comparó con un “desfile interminable de payasos corruptos, incompetentes, indiferentes y arrogantes”.
Hasta su muerte, repartió su tiempo entre Francia, Estados Unidos, Senegal, donde dirigió el Instituto Gorée para la Promoción de la Paz en África, y breves estancias en su país natal.
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