La tensión aumentó un poco entre los occidentales y Rusia después el lanzamiento de un nuevo misil estratégico Ruso en Ucrania el jueves. Vladimir Putin ha vuelto a considerar el uso de armas nucleares después de que Ucrania utilizara misiles estadounidenses de largo alcance para atacar territorio ruso. Mientras La guerra acaba de superar el umbral simbólico de los 1.000 días. y la inminente llegada de Donald Trump a la Casa Blanca preocupa a los ucranianos y sus seguidores, ¿deberíamos preocuparnos por esta renovada tensión?
El nuevo misil ruso aumenta la tensión
Rusia decidió lanzar el jueves un nuevo tipo de misil. Llamado Orechnik (avellana), es un misil balístico de alcance medio, capaz de alcanzar objetivos entre 3.000 y 5.500 km. El arma puede alcanzar una velocidad hipersónica de Mach 10 (aproximadamente 12.350 km/h), lo que hace que su interceptación por los actuales sistemas de defensa aérea sea extremadamente difícil, si no imposible. El misil también puede transportar varias ojivas nucleares, así como cargas de maniobra, lo que complica aún más su interceptación.
Aunque el disparo, dirigido a Dnipro (en el este de Ucrania), no llevaba carga nuclear, el potencial del Orechnik genera preocupación. La existencia de este misil, desconocido hasta su uso, pone de relieve la carrera armamentista que se desarrolla entre bastidores del conflicto ruso-ucraniano, en particular desde la retirada de Estados Unidos del Tratado INF en 2019, que regula el uso de misiles de alcance intermedio. armas nucleares.
Según Vladimir Putin, este disparo ruso fue realizado en represalia por la decisión de Estados Unidos y el Reino Unido de autorizar a Ucrania a utilizar misiles de largo alcance en suelo ruso.
Represalias y demostración de fuerza
El lanzamiento de este nuevo misil se inscribe en una lógica de represalias y demostración de fuerza. Vladimir Putin justificó esta acción como una respuesta a “acciones agresivas de los países de la OTAN“. Este disparo tiene como objetivo disuadir a Occidente de proporcionar una mayor ayuda militar a Ucrania y afirmar la capacidad de Rusia para responder a lo que percibe como una amenaza existencial. Vladimir Putin fue explícito en su discurso a la nación rusa el jueves: “Consideramos que tenemos derecho a utilizar nuestras armas contra las instalaciones militares de países que permiten que sus armas se utilicen contra nuestras instalaciones.“.
La reciente escalada comenzó con la llegada de tropas norcoreanas a suelo ruso. Deben participar entre 10 y 12.000 hombres en combate contra el ejército ucraniano. Este apoyo militar sin precedentes de Pyongyang altera el equilibrio de fuerzas y llevó a Occidente a autorizar a Ucrania a utilizar armas de largo alcance en territorio ruso. Moscú respondió despidiendo al Oreshnik, llevando la confrontación a un nuevo nivel.
El miedo a un deslizamiento nuclear: ¿un riesgo calculado?
A pesar del aumento de las tensiones, algunos elementos sugieren que la situación sigue bajo control. Los rusos y los estadounidenses respetaron los códigos de gestión de escaladas. Washington fue informado con antelación del lanzamiento del misil.y las dos potencias hasta ahora han evitado reaccionar exageradamente a las provocaciones. Esta precaución mutua, dictada por la conciencia del riesgo nuclear, nos permite esperar que la escalada siga siendo limitada.
Actualmente, el uso de armas nucleares, aunque temido, es considerado improbable por los expertos. El coste de tal acción, tanto a nivel humano como geopolítico, sería exorbitante para Rusia. Sin embargo, la retórica nuclear de Moscú y la afirmación de Putin de que el conflicto ha tomado un “carácter global” suscitan preocupación. Cyrille Bret, investigador asociado del Instituto Jacques-Delors, pidió que no se minimicen estas declaraciones y “descifrando la gramática compleja pero explícita de la disuasión nuclear rusa“.
La sombra de Trump y la búsqueda de nuevos equilibrios
La próxima llegada de Donald Trump a la Casa Blanca añade una capa de incertidumbre al conflicto. Su deseo de poner fin a la guerra en Ucrania corre el riesgo de conducir a una reducción significativa del apoyo estadounidense a Kiev, animando a los beligerantes a adoptar una especie de actitud de esperar y ver qué pasa. Por tanto, no es imposible que la actual escalada sirva de preparación para esta nueva situación geopolítica.
Ante la amenaza de los misiles rusos, Ucrania ha pedido a sus aliados que le proporcionen sistemas de defensa antiaérea más eficientes y capaces de interceptar misiles hipersónicos. El presidente Volodymyr Zelensky insistió en la urgencia de adquirir “Sistemas que pueden proteger vidas frente a nuevos riesgos.“.
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