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Serie Charles Fourier quería cambiar la vida estableciendo pequeñas comunidades que respondieran a las reglas de la “Armonía”. Un proyecto “inmaduro” para los marxistas, pero que hoy estamos redescubriendo.
Es una manzana que nada tiene que envidiar a las de Eve, Newton o Steve Jobs. Está ubicado en una posada parisina y lo compra un viajero por la bonita suma de 14 céntimos. Estamos a finales del siglo XVIII.mi siglo, y un hombre es testigo de esta transacción. Su nombre es Charles Fourier, hijo de un pañero y también viajante de comercio. Años más tarde, diría, con su sentido de contar historias, que este momento lo despertó a la realidad de lo que aún no se llamaba la “cuestión social”: fuera de la capital, frutos “superior en calidad y tamaño” vendido por cien veces menos. “Sorprendido por esta diferencia de precio”, comienza a oler a podredumbre en el reino de los hombres. Esta intuición de un “desorden fundamental en el mecanismo industrial” lo llevará a cuestionar lo que él llama el « Civilización » y lo que otros designarán con la palabra “capitalismo”.
El “socialismo utópico”, al que contribuiría Fourier, se presenta a menudo como una bisagra entre el siglo XVIII ymi y el 19mi siglo. Recordamos con ternura el deseo de cambiar la vida, con ironía la ingenuidad y las rarezas. En su folleto “Socialismo utópico y socialismo científico”, publicado en 1880, Friedrich Engels incrimina así la brecha entre “promesas pomposas” de la Ilustración y “instituciones sociales y políticas…
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