En una capital paralizada por el miedo, miles de familias abandonaron sus hogares el jueves 14 de noviembre de 2024, huyendo de la violencia sin precedentes impuesta por la coalición criminal “Viv Ansanm”. Este grupo armado, activo desde hace varios meses, ha estado sembrando el terror en barrios que alguna vez fueron animados y que ahora se han convertido en campos de desolación.
El éxodo de los vecinos
Puerto Príncipe, viernes 15 de noviembre de 2024
Solino, Delmas 30, Nazon, Christ-Roi: tantas zonas transformadas en teatros de guerra. Las calles, normalmente bulliciosas, están desiertas, mientras familias enteras deambulan, con cargas sobre los hombros y miradas salvajes.
“Vivimos aquí durante más de veinte años, pero hoy nos vemos obligados a marcharnos”, confiesa una mujer rodeada de sus tres hijos. Con el brazo lleno de bolsas, camina hacia la Oficina de Protección Ciudadana (OPC) en Bourdon, sin garantía de encontrar un refugio seguro.
Violencia diaria
La coalición “Viv Ansanm” está aumentando los ataques y la intimidación, sumiendo a los residentes en una espiral de ansiedad. Los testimonios están llegando a raudales, pintando un cuadro de horror.
“Hay tiroteos todos los días. Los niños ya ni siquiera pueden ir a la escuela”, testifica un hombre de 40 años en un vídeo difundido por Passio Info Plus (PIP). Otra víctima menciona una advertencia de las “autoridades”, instándola a abandonar la zona. Se niega a especificar quiénes son estas autoridades por temor a represalias.
Wilfrid, un comerciante de 52 años, cuenta cómo su tienda en el mercado “Kokiyo” fue saqueada e incendiada. “Lo perdí todo”, confiesa resignado.
El Estado obsoleto, la población abandonada
Ante esta crisis, las fuerzas del orden están luchando por recuperar el control. Las bandas, bien organizadas y familiarizadas con los laberintos de los barrios, siguen siendo esquivas. Las operaciones de seguridad, raras e ineficaces, a menudo exponen a la propia policía a graves peligros.
Jeff Petit-Dieu, un oficial de la unidad SWAT, murió a causa de sus heridas en el hospital el 13 de noviembre. Antes de darse por vencido, habría declarado: “Que mi vida sirva de holocausto para que el distrito de Solino pueda ser liberado. »
Una crisis humanitaria alarmante
El desplazamiento masivo de estas familias ilustra una crisis humanitaria sin precedentes. Se están multiplicando los campamentos improvisados, donde las condiciones de vida son desastrosas y la ayuda casi inexistente.
Mientras estos ciudadanos huyen hacia lo desconocido, queda una pregunta persistente: ¿cuánto tiempo más tendrán que vivir bajo el yugo de las pandillas?
Mientras esperan días mejores, dejan todo atrás, llevándose consigo un pasado roto y una gran incertidumbre.
Belly-Dave Bélizaire
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