Los recientes desastres climáticos en Cuba, marcados por los huracanes Rafael y Oscar, han exacerbado una crisis energética ya preocupante en la isla. Para abordar esto, Rusia ha intensificado sus iniciativas de ayuda, como lo demuestra la reciente visita del ministro ruso de Situaciones de Emergencia, Alexander Kurenkov, y otros altos funcionarios a La Habana.
Durante su visita, Kourenkov se reunió con funcionarios del Ministerio del Interior cubano y visitó la Unidad Especial de Rescate de los Bomberos cubanos, donde presentó donaciones para fortalecer las capacidades locales en caso de desastres naturales. Estas iniciativas ilustran el compromiso de Moscú de apoyar a Cuba en un período crítico.
El apoyo no se limita a donaciones inmediatas. Rusia ha concedido un préstamo de 60 millones de dólares para la compra de combustible, esencial para hacer frente a la escasez crónica de la isla. También se anunció una donación de $2 millones, destinada a adquirir piezas y componentes necesarios para reparar una infraestructura eléctrica probada por dos grandes cortes ocurridos en menos de un mes.
Cooperación energética estratégica
Paralelamente a la ayuda financiera y material, Moscú y La Habana están profundizando su cooperación en el campo energético. El diario cubano Granma informó sobre la inauguración de un centro de capacitación conjunto entre la Universidad Nacional de Investigación-Instituto de Energía de Moscú y la Unión Eléctrica (UNE), la empresa nacional de electricidad de Cuba. Este centro tiene como objetivo formar personal altamente calificado para apoyar proyectos energéticos a largo plazo.
Esta iniciativa forma parte de una hoja de ruta conjunta establecida en los últimos años. Según Argelio Jesús Abad, viceministro cubano de Energía y Minas, esta cooperación tiene como objetivo reducir la dependencia de Cuba de los combustibles importados y limitar el impacto del embargo impuesto por Estados Unidos desde 1962.
Una crisis energética sin precedentes
El impacto de los huracanes Rafael y Oscar, de categoría 3 y 2 respectivamente, ejerció presión sobre la ya frágil infraestructura energética de la isla. Rafael, que azotó el oeste del país a principios de noviembre, privó de electricidad a millones de cubanos durante varios días. Estos acontecimientos se suman a la escasez de combustible, alimentos y medicinas que están hundiendo a Cuba en su peor crisis económica en tres décadas.
Con un bloqueo estadounidense aún vigente, La Habana debe confiar en sus aliados para superar este período de turbulencia. La reactivación de la cooperación ruso-cubana podría desempeñar un papel clave en esta resiliencia.
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