El gobierno militar de transición de Malí está lanzando una ofensiva sin precedentes contra las grandes empresas mineras extranjeras. Después de exigir más de 500 millones de dólares a Barrick Gold por impuestos atrasados, Bamako ataca de nuevo arrestando a Terry Holohan, director general de Resolute Mining Ltd, y a varios ejecutivos de la empresa australiana. Una demostración de fuerza que marca un punto de inflexión en la gestión de los recursos auríferos del país.
El asunto Barrick Gold: una factura de 512 millones de dólares.
El 8 de octubre de 2024, el gobierno maliense envió una dura nota al gigante canadiense Barrick Gold: 300 mil millones de francos CFA (alrededor de 512 millones de dólares) en impuestos y dividendos impagos. La empresa, que controla el 80% de las minas de Loulo-Gounkoto en el oeste del país, niega estas acusaciones. Cuatro de sus empleados fueron arrestados brevemente y una auditoría reveló “ importantes irregularidades fiscales“. Ante la presión, Barrick pagó 17 millones de dólares para suspender temporalmente el procedimiento, calificando las exigencias de Bamako de “infundadas”.
Minería decidida en plena crisis
Un mes después, el 8 de noviembre de 2024, se produjo otro incidente: Terry Holohan, director general de Resolute Mining Ltd, fue detenido en un hotel de Bamako con varios ejecutivos. La empresa australiana, propietaria del 80% de la estratégica mina de oro de Syama, enfrenta acusaciones de falsificación y daños a la propiedad pública. Se está llevando a cabo una investigación, aunque los detalles de los cargos aún no se han aclarado.
Un sector minero en plena reforma
Estas acciones son parte de una revisión completa del sector minero de Malí. El Ministro de Minas, Alousseni Sanou, anunció que la revisión de los contratos con B2Gold, Allied Gold y Robex debería generar 245 mil millones de francos CFA adicionales al año. El objetivo es claro: aumentar la participación estatal del 20% al 35% en proyectos mineros y reducir las ventajas fiscales para las empresas extranjeras.
El presidente de transición es categórico: las empresas deben cumplir con los nuevos requisitos o abandonar el país. Esta política también tiene como objetivo promover el empleo local en puestos directivos y maximizar los beneficios económicos para la población maliense.
La sombra de Moscú
El fortalecimiento de los lazos de seguridad entre Malí y Rusia desde la salida de las fuerzas francesas ha alimentado las especulaciones sobre una posible entrada de empresas rusas en el sector minero. Aunque oficialmente no se han concedido permisos a empresas rusas, estos rumores plantean dudas sobre el futuro de las asociaciones mineras en Mali.
Esta ofensiva maliense es parte de un movimiento más amplio para recuperar el control de los recursos naturales observado en Burkina Faso y Níger. El mensaje a los inversores extranjeros es claro: los días de los contratos desequilibrados han terminado. Las empresas mineras ahora tendrán que contribuir más significativamente al desarrollo local y aceptar un mayor control de sus actividades, de lo contrario verán sus contratos cuestionados.
Related News :