El “freno de la deuda”, que limita la capacidad de endeudamiento del Estado, provocó profundas divisiones en el seno de la coalición gubernamental durante los debates sobre el presupuesto. Hasta el punto de presionar al Canciller Olaf Scholz para que destituyera a su Ministro de Finanzas.
Alemania está sumida en la niebla política. El miércoles, el Canciller Olaf Scholz anunció la destitución de su Ministro de Finanzas liberal, Christian Lindner, lo que efectivamente señaló la explosión de la coalición gobernante.
Esta decisión marca el epílogo de varios meses de profundas diferencias sobre política económica y presupuestaria dentro del gobierno. En el centro de los desacuerdos entre los liberales, por un lado, y los socialdemócratas (SPD) y los Verdes, por el otro: la regla sacrosanta del “freno de la deuda”, que limita la capacidad de endeudamiento del Estado federal y, por tanto, el gasto público, al menos un momento en el que Alemania intenta reactivar una economía que se está desacelerando.
Establecido en 2009 después de la crisis financiera y consagrado en la ley básica (la Constitución alemana), el “freno de la deuda” limita el déficit presupuestario anual al 0,35% del PIB. Sin embargo, prevé que este límite podría superarse en caso de una desaceleración económica cíclica. En este caso, el gobierno debe compensar el aumento imprevisto del déficit una vez que se recupere la actividad. Además, esta norma puede suspenderse “en situaciones excepcionales de emergencia” que “superen el control del Estado y afecten considerablemente a su situación financiera”, precisa el Ministerio de Finanzas alemán.
Una decisión judicial en el origen de la crisis presupuestaria
Así se suspendió excepcionalmente el “freno presupuestario” entre 2020 y 2023, período marcado por la pandemia de Covid y la guerra en Ucrania. Pausar el mecanismo permitió al gobierno asumir más deuda para preservar la economía. Sin embargo, algunos fondos prestados no se utilizaron. Hasta tal punto que 60.000 millones de euros de créditos inicialmente previstos en el Presupuesto 2021 para hacer frente a la pandemia se transfirieron a una dotación especial dedicada a inversiones verdes y apoyo a la industria.
Un juego de manos presupuestario que no pasó por el Tribunal Constitucional. La institución finalmente canceló esta transferencia hace un año, alegando que el gobierno había violado las reglas presupuestarias. Por un lado, porque estos créditos obtenidos en un contexto excepcional, gracias a la suspensión del freno de la deuda, no pudieron utilizarse “durante los ejercicios presupuestarios siguientes” y, por tanto, deberían haberse gastado en 2021. Por otro lado, porque debían ser “precisamente atribuible”. En definitiva: no podrían utilizarse para fines distintos a aquellos para los que fueron decididos, en este caso proteger la economía durante la pandemia.
El mundo en movimiento – La entrevista: Alemania, una economía en desaceleración – 25/10
Esta sentencia del Tribunal Constitucional desencadenó un auténtico terremoto presupuestario y sumió en la crisis a la coalición gubernamental, cuyos miembros se vieron obligados a volver a la mesa para revisar sus planes presupuestarios. De hecho, la decisión del Tribunal amenazaba proyectos clave previstos en el presupuesto de 2024. Como reacción, algunos verdes y socialdemócratas, como el ministro de Economía, Robert Habeck, pidieron flexibilizar las normas del “freno al endeudamiento”, lo que haría que se flexibilizaran las normas del “freno al endeudamiento”. han permitido crear un margen de maniobra para la inversión. Una solución de la que Christian Lindner no quería ni oír hablar.
Mostrando sus profundas divisiones sobre la cuestión del presupuesto, la coalición logró a finales de 2023, tras duras negociaciones, aceptar cubrir sus necesidades financieras eliminando las subvenciones nocivas para el clima, reduciendo los gastos de algunos ministerios y reduciendo subvenciones públicas. Christian Lindner ganó su caso al obtener el restablecimiento del “freno de la deuda” a partir de 2024.
Un compromiso “bancal” sobre el presupuesto 2025
Pero el respiro concedido por el acuerdo presupuestario en última instancia será de corta duración. Esta vez los debates sobre el presupuesto para 2025 pusieron de relieve una vez más los desacuerdos entre los ecologistas, el partido socialdemócrata de la canciller y los liberales. Los primeros abogaron una vez más por dejar escapar los déficits para reactivar la economía y financiar el rearme del país frente a la amenaza rusa, mediante una nueva suspensión del “freno de la deuda”. Un escenario todavía inaceptable para Christian Lindner, que en cambio pidió 30 mil millones de euros de ahorro para el próximo año.
Fueron necesarios meses de negociaciones antes de que la coalición alcanzara un acuerdo sobre un presupuesto en julio pasado. Aunque muestra un déficit de 17 mil millones de euros por cubrir, el texto aún prevé 78 mil millones de euros de inversiones y un nivel de endeudamiento compatible con las reglas del “freno de la deuda”.
Pero un mes después, hay un nuevo giro: Christian Lindner quiere volver a discutir el compromiso sobre el presupuesto de 2025, que considera “inseguro”. Según él, el Tribunal Constitucional podría volver a rechazar determinados gastos debido a dudosas reasignaciones de créditos en relación con las normas del “freno de la deuda”. “Esto no me sucederá una segunda vez”, afirmó.
“Traicionó mi confianza”
Para la coalición, este cambio se tradujo en un regreso a la mesa de negociaciones. Pero esta vez no habrá acuerdo. El miércoles, Olaf Scholz deploró el “egoísmo” del líder de los liberales, que rechazó una oferta de compromiso presentada para levantar los bloqueos. “Con demasiada frecuencia, el Ministro Lindner ha bloqueado leyes de forma inapropiada. Con demasiada frecuencia, ha incurrido en pequeñas tácticas partidistas. Con demasiada frecuencia, ha traicionado mi confianza”, afirmó la Canciller.
Por su parte, Christian Lindner afirmó que Olaf Scholz “desafortunadamente demostró que no tenía la fuerza para permitir que nuestro país comenzara de nuevo”. “En cambio, el Canciller Federal me exigió la suspensión del ‘freno de la deuda’. No podía aceptarlo porque habría sido una violación de mis convicciones”, añadió.
Olaf Scholz todavía espera poder aguantar unos meses para liderar un gobierno minoritario y lograr que se adopten algunas leyes consideradas prioritarias, buscando mayorías caso por caso. Abrió el camino para elecciones anticipadas en el país al someterse a un voto de confianza a mediados de enero, que corre el riesgo de perder. En cuanto al presupuesto de 2025, hay incertidumbre. De no ser aprobada en el Parlamento, se podría aplicar una versión mínima y reducida a partir de enero. Pase lo que pase, una modificación de las normas del “freno de la deuda” requerirá una revisión constitucional.
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